«Entre un 25 y un 30 de las bajas están motivadas por el estrés
laboral», dijo ayer Isabel Oliver, una de las ponentes de las
Jornadas de Salud Laboral y Riesgos Psicosociales en la Enseñanza
inauguradas ayer, que abordó el síndrome 'burn out' en los
docentes, un fenómeno asociado al estrés.
Una de las soluciones posibles a esta situación, a juicio de
Oliver, «es la implicación de la administración, los servicios de
prevención de riesgo laboral, sindicatos y trabajadores en
solventar problemas que llevan al estrés», explicó.
La masificación en los centros educativos es considerado un
factor de estrés, pero Oliver precisó que «el estrés es algo que
valora los docentes o la persona trabajadora, lo que es estresante
para mí no es para ti». La perdida del estatus de los maestros en
estos últimos años, a los que se tenía antes una cierta
consideración social; la perdida de respeto de los alumnos y eso
«hace que los padres tampoco tengan respeto a los maestros» y la
burocratización de su trabajo son otros de los factores que Oliver
apuntó como desencadenantes de situaciones de estrés. «En la
sociedad se piensa que los docentes han de responder a muchas
cosas: hacer de padres, educadores o enseñar. Muchos de estos
trabajos no corresponden realmente al personal docente pero, a lo
mejor, sí corresponden a los padres», explicó Oliver.
El profesor quemado presenta agotamiento, malestar psicológico,
sensación de baja competencia, desmotivación, actitudes cínica
hacia el trabajo y a los estudiantes. Unos síntomas que acaban en
trastornos de ansiedad o depresión.
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