El pan, bollos, cereales o cualquier alimento con gluten quedaron
excluidos definitivamente de la dieta de Pepa Tur Roig hace tres
años cuando le diagnosticaron la causas de su anemia, los problemas
intestinales o los eczemas. Una biopsia en el estómago le sacó de
dudas: era celiaca, una enfermedad que está producida por la
intolerancia al gluten.
Hoy ha convocado una reunión para personas con su mismo problema
de Eivissa y Formentera a la que pueden asistir todos los
interesados. La reunión está prevista en el salón de actos de la
piscina municipal de Can Misses a las 18 horas. Pepa Tur ya está en
la asociación balear de celiacos, «pero desde que yo estoy, hace
tres años, no se ha hecho nada en Eivissa», explicó. Con el apoyo
de una enfermera especialista en nutrición se decidió a organizar
este encuentro. «La idea es saber cuánta gente hay celiaca para
hacer alguna actividad en Eivissa, aunque vengan cinco personas.
Quiero que se hagan cosas y que la gente se implique», relata.
Entre esas actividades se encuentran charlas formativas en
colegios o cursos de cocina con alimentos sin gluten. La dieta de
estos enfermos puede ocasionar verdaderos quebraderos de cabeza. El
ejemplo más claro es el de Pepa, que no cocina lo mismo para ella
que para el resto de su familia. «Me hago pan y cocino magdalenas
cuando tengo tiempo», relata. El coste de estos alimentos es
también más elevado y, además, se trata de productos que caducan
muy rápido por lo que no es posible el almacenamiento. Sólo un kilo
de harina sin gluten cuesta cuatro euros y el paquete de galletas
más económico, dos euros.
La alergia al gluten se detecta en niños aunque hay casos de
mayores que, como Pepa, se les diagnostica a partir de los 30 y es
para toda la vida. «Una intolerancia se puede curar con el tiempo,
pero una persona celiaca es crónica», precisa.
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