El Consell inauguró ayer los pisos tutelados para enfermos
mentales, que se encuentran en la antigua sede de Carreteras y que
tendrán capacidad hasta de un máximo de diez personas. Con estos
pisos tutelados se fomentará la independencia de los enfermos
mentales pero con un apoyo que se ofrecerá a través de este
servicio. A partir de la semana que viene entrarán los primeros
usuarios.
La institución destinará 400.000 euros anuales para la
integración de enfermos mentales, de los que 200.000 euros se
invierten en los pisos tutelados y otros 200.000 al centro
ocupacional de Joan Xico. Intres gestionará este servicio que
depende del Consell.
«No es una actividad aislada sino que forma parte de un proyecto
de actuación para enfermos mentales», dijo ayer el conseller de
Benestar Social, Vicent Serra, que enumeró algunos de los cambios
que afectará n a este colectivo, como el traspaso de la salud
mental infantil y juvenil al Ib-Salut, la construcción de la
residencia y el centro de día de Sant Jordi, y el proyecto del
centro de día de Formentera.
Serra aclaró que la función de los pisos «será de tutela y no se
podrán convertir en residencia». El personal de los pisos estará
integrado por un coordinador y cinco monitores para supervisar la
actividad de los pisos las 24 horas del día los 365 años. Los
monitores compartirán actividades con las personas que viven en los
pisos. De momento, los monitores realizarán un seguimiento diario a
los usuarios de los pisos tutelados.
El tiempo de estancia de los pisos tutelados dependerá de cada
usuario, pero «no será su residencia perpetua, sino que servirán
como proyecto para facilitar que estas personas puedan vivir de
forma independiente buscando sus propios recursos», explicó
Mercedes Prats, jefa de sección de Discapacitados y Enfermos
Mentales del Consell.
Los usuarios que se beneficiarán de este recurso son personas
afectadas con un trastorno mental severo, con esquizofrenia o
trastornos psicóticos, «que sus capacidades de adaptación les
permitan vivir de una manera independiente con poca supervisión»,
añadió.
La mayoría se encuentra en sus domicilios utilizando recursos
comunitarios y alguno de ellos en residencias o conviviendo con
familiares no directos.
El Consell estudiará la posibilidad de que dos personas de las
Pitiüses ingresadas en Palma puedan utilizar los pisos. «La
adaptación es importante y vamos a estudiar la posibilidad de ver
donde están mejor», afirmó Mercedes Prats. La remisión de pacientes
será a través de la unidad de salud mental del Ib-Salut. «Habrá una
selección de los casos más idóneos para este recurso que pretende
la integración comunitaria», añadió Javier Ruiz, coordinador de
servicios sociales.
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