La Comisión balear de Medi Ambient ha dado el visto bueno a la
instalación del cable submarino de telefónica que conectará Eivissa
con Formentera, entre Cala Jondal y Cala Saona, aunque impone
alguna medida para evitar daños sobre la pradera de posidonia que
se extiende en una línea de 1,5 kilómetros próximos a la costa de
Formentera.
El cable afectará a unos 1.700 metros del Lugar Interés
Comunitario (LIC) de Cala Saona y a la pradera de posidonia de la
zona. No se verán afectadas áreas terrestres de ninguna de las dos
islas, así como el ámbito marino del LIC de ses Salines, ni el
Parque Natural, puesto que el cable pasa fuera de sus límites,
según apuntan los técnicos de la Comisión balear de Medi
Ambient.
Cala Jondal, punto de conexión marítima con Eivissa, tiene una
cobertura de posidonia «muy pobre», por lo que se descarta
cualquier medida de protección de su ámbito marino. Para enterrar
el cable se prevé practicar una zanja de más de un metro de
profundidad bajo el lecho marino, hasta una profundidad de 20
metros. A partir de este punto, se utilizará el arado sumergible
tirado por barco que enterrará el cable en la mayor parte de su
recorrido.
Este proceso puede provocar graves daños a la pradera de
posidonia. Por ello, la Comisión balear de Medi Ambient obliga a
que en las zonas de posidonia no se entierre el cable, y se fije al
suelo con sistemas de fijación de bajo impacto ambiental, «ya sean
tacos químicos o anclajes con helicoidales para fondos blandos u
otros sistemas similares». Así, Medi Ambient obliga a que en la
línea de 1,5 kilómetros desde la costa de Cala Saona no se entierre
el cable. «Deberá ir depositado e inmovilizado con algún método de
fijación al lecho marino que no dañe la pradera», advierte.
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