«Menos mal que hay piscinas en los hoteles», dice el geógrafo
Francesc Xavier Roig, que ha realizado con Eulàlia Comas un estudio
de las playas de Balears a través de un exhaustivo análisis de 325
puntos del litoral, 76 de ellos en Eivissa y 24 en Formentera. Roig
y Comas forman parte del departamento de Reserva de Biosfera y
Medio Ambiente del Consell de Menorca.
El caso del modelo de las playas Formentera se parece más al de
Menorca. Las playas de la pitiusa menor se agrupan mayoritariamente
en tres de los cuatro grupos, dejando uno prácticamente vacío: el
de las playas alteradas y poco frecuentadas. Destaca que el 50% de
las playas analizadas sean de tipo A2 (urbanizadas y frecuentadas),
pero eso se debe, según explica Roig, a que una de las variables
incluidas en el estudio es la distancia de las playas a los núcleos
urbanos, dato que en Formentera se encuentra sobredimensionado por
las escasas distancias existentes.
Este estudio («Propuesta de un modelo de clasificación para las
playas de las Islas Baleares mediante el análisis de variables de
uso, estado y gestión»), realizado entre 2003 y 2004 y que aparece
publicado en el último número de la revista de la Asociación de
Geógrafos Españoles (AGE) apunta que el desarrollo de algunas zonas
turísticas de Eivissa se asemeja al que se ha producido en
Mallorca, «con un crecimiento urbanístico desordenado y una oferta
que no se corresponde a la capacidad de sus playas adyacentes».
Roig viene a decir que «toda la gente que puede ocupar los hoteles
de la isla no cabe en las playas», como una muestra del elevado
nivel de urbanización y saturación de las playas de Eivissa.
Para clasificar las playas del archipiélago, Roig y Comas hacen
uso de 20 variables distintas sobre el estado (alteración del
sistema, existencia de Posidonia, grado de urbanización...), el uso
(servicios de restauración, nivel de afluencia de usuarios y
embarcaciones...) y la gestión (grado de publicitación y alquiler
de servicios, entre otras) de estas zonas. Del análisis de todos
estos datos se desprende, según este estudio, que la oferta tipo de
las playas de Eivissa se corresponde al siguiente estereotipo:
«Bastante afluencia, publicitada, urbana, pero no gravemente
alterada por lo que respecta a sus entornos y paisajes». En
concreto, Roig y Comas clasifican las playas en cuatro tipos
distintos: playas urbanas alteradas, pero poco frecuentadas, y
urbanizadas y frecuentadas (A1 y A2); y playas situadas en espacios
naturales no alteradas y frecuentadas, y no alteradas y poco
frecuentadas (B y C). Así las playas de Eivissa se encuentran
repartidas homogéneamente entre los cuadrantes A1 (23,7% del total)
y A2 (27,6%) y con una importante oferta de playas ubicadas en B
(31,6%). «La gran oferta de playas tipo B [no alteradas y
frecuentadas] se debe a la existencia de una red de carreteras y
caminos rurales que conectan con el litoral, hecho que facilita el
acceso a playas situadas en espacios naturales protegidos», dice el
estudio.
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