Formentera parecía ayer el inmenso escenario en el que se
representaba la obra teatral de Samuel Beckett Esperando a Godot
cuya trama discurre alrededor de una llegada que jamás se produce,
aunque finalmente y saliéndose del guión teatral, el Sol, la Luna y
el eclipse llegaron.
La incertidumbre duró hasta el último instante pero Formentera
pudo contemplar perfectamente el fenómeno. Los temores no eran
infundados ya que tras un fin de semana muy nublado, amaneció con
algunas nubes para cubrirse poco a poco, a medida que se acercaba
la hora del primer contacto entre el Sol y la Luna, de manera que
fue imposible observarlo.
Por fortuna, a un cuarto de hora aproximadamente de que se
llegara al punto álgido, sobre Formentera se abrió un hueco en el
cielo y todo el proceso fue ávidamente seguido por los astrónomos
de la Universitat de Barcelona que se habían trasladado a
Formentera para hacer observaciones científicas. Pero junto a ellos
quienes más nervios pasaron fueron los estudiantes y las numerosas
personas de edad que se acercaron a la Avenida 8 de Agosto de Sant
Francesc Xavier, frente al IES Marc Ferrer, desde donde se realizó
el seguimiento mediante las gafas especiales, telescopios, cajas
negras o el ordenador para fotografiar el eclipse y colgar imágenes
en internet.
Hubo un momento especial en el que a medida que se acercaban los
instantes de anularidad perfecta, cientos de personas mirando al
cielo repetían con una salmodia casi catártica «ahora, sí , ahora,
ya llega, ahora, ahora» que culminó con un «ooooooh» generalizado
más orgásmico que otra cosa al que le siguieron aplausos.
Guillermo Romaní
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