El circo Williams celebró ayer por la tarde la gala del club del
suscriptor deUltima Hora Ibiza y Formentera, a la que acudieron
niños de todas las edades. A la entrada del recinto se repartieron
boletos con números para participar en un sorteo lleno de
sorpresas. Sobre las siete de la tarde la gente comenzaba a llegar
a las instalaciones del circo. Pausadamente y con grandes sonrisas
padres e hijos entraban dispuestos a pasar una agradable tarde con
las diferentes actuaciones.
Una vez acomodados en los asientos comenzó la primera parte del
espectáculo dentro de la cual la actuación de los leones captó la
atención del público. Algunos gritos de sorpresa salieron de las
gargantas de los más pequeños cuando los leones emitían unos
ligeros rugidos en señal de protesta a las indicaciones del
domador. La tensión creció con la actuación de los vasos ya que,
con el paso de los minutos, los artistas crearon una enorme montaña
de vasos que paseaban entre el escenario. Bajo la música del grupo
'Chambao' la trapecista Erika inició su número. Con suaves y
elegantes movimientos cautivó a los asistentes que miraban con una
expresión de sorpresa y, al mismo tiempo, de admiración.Con el fin
de la actuación de la trapecista llegó el número de Gillian y los
aros, que ella hacía girar con sus movimientos circulares de
cintura. Mientras transcurrían las actuaciones los niños corrían
sin parar y los padres intentaban alcanzarlos para sentarlos de
nuevo. Los paseos al puesto donde se compraban palomitas y
golosinas fueron constantes tanto por parte de niños como de padres
durante todo el espectáculo.
La primera parte llegó a su fin y, en el descanso, empezó el
sorteo de regalos que Ultima Hora había preparado con sumo detalle.
La mano inocente de una niña fue la encargada de sustraer los
boletos ganadores. Centenares de niños emocionados se agolpaban a
pie de pista para recoger sus premios y, en más de una ocasión, el
hombre que comentaba las actuaciones pidió a los padres que
controlaran a sus retoños porque éstos saltaban a la pista por
zonas indebidas. Los premios se repartieron durante más de un
cuarto de hora y tras éstos comenzó la segunda parte. En la pista
aparecieron una llama, dos cebras y dos toros que causaron
auténtico furor entre los asistentes. «¡Nunca había visto un
camello!», comentaba una niña a su madre haciendo alusión a la
llama que se encontraba en el escenario. La segunda parte continuó
con las actuaciones de los payasos, que arrancaron las sonrisas de
los más pequeños y sus padres. Todo ello sumado dió como resultado
una tarde mágica. M.J.R.
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