Rancho con cariño en Sa Coma

Paqui está triste. Dice que le da mucha pena que el curso termine y no poder cocinar más junto a sus compañeros. Una monitora le anima y le dice que no se preocupe, que piense en todo lo que ha aprendido y lo que podrá ayudar en casa a partir de ahora. Paqui sonríe y enumera de carrerilla la cantidad de platos que ha aprendido a elaborar: pasteles, tortillas, albóndigas, bizcochos... Es una de las alumnas del grupo de 10 personas con discapacidad física que durante algo más de cuatro meses han participado en el curso de Auxiliar de Servicios de Hostelería impartidos en las instalaciones de Sa Coma, una más de las acciones de formación ocupacional específica promovidas por el Consell Insular a través del SOIB. Los simpáticos cocineros se ubicaban ayer alrededor de una mesa sobre la que estaba dispuesta una muestra de sus creaciones culinarias y de las cuales algunos daban buena cuenta. Una forma de celebrar el fin de un curso en el que todos aseguran haber aprendido mucho. A pocos metros, también en el interior del barracón de Sa Coma, varios jóvenes hablan entre sí: son los componentes del grupo de Auxiliar de Mantenimiento de Edificios, que proceden de la Unidad Comunitaria de Rehabilitación. Al mismo tiempo que aprenden, realizan una importante labor de ayuda en este acuartelamiento en el que algunas de sus instalaciones se han habilitado como aulas para albergar cursos de este tipo. Así lo reconocían ayer el conseller de Bienestar Social y Sanidad, Vicent Serra, el capitán Pérez y Albert Auladell, monitor del grupo de mantenimiento. Las acciones formativas son además una oportunidad ideal para la integración laboral de quienes forman parte de ella. En ellos se realiza un apoyo al temario exigido para acceder a los bolsines específicos para personas con discapacidad que el Consell Insular convocó para aumentar la presencia de este colectivo en esta administración. En total son 55 las personas integradas en diversos sectores de la administración.