En la Pitiusa menor, los cerca 150 litros caídos en poco más de
doce horas provocaron cuantiosos destrozos en caminos, calles y
viviendas, especialmente en es Pujols, y dificultó la circulación
hasta el punto que la carretera que va de Sant Ferran a es Pujols
se convirtió en el tramo inmediatamente anterior a este último
núcleo urbano en un río de más de un metro de altura que obligó a
cortar el tráfico de dicha carretera durante más de una hora.
Las intensas lluvias caídas de madrugada dejaron 154 litros por
metro cuadrado en el aeropuerto de Eivissa, lo que provocó retrasos
en ocho vuelos de llegada, con un media de demora de cuatro horas,
después de que los aviones afectados fueran desviados al aeropuerto
de Palma.
El momento de mayor intensidad del aguacero, informó Aena, se
registró en torno a las 6.30 horas, cuando en 20 minutos se
recogieron 25,3 litros por metro cuadrado en el aeropuerto. Las
precipitaciones causaron problemas en la llegada de ocho vuelos
entre las 2.00 y las 7.00 horas, los cuales fueron desviados
provisionalmente a Mallorca, para posteriormente desplazarse desde
Palma hasta Eivissa, una vez amainada la tormenta.
Las tormentas afectaron a toda la isla. En Sant Joan se
recogieron 112 litros por metro cuadrado, la mayoría en la
madrugada. Las lluvias también dejaron 91 litros en Sant Antoni,
71,7 en Sant Vicent de sa Cala y 65,5 en la zona de Santa
Gertrudis.
Además, entre las 6.40 y las 11.00 horas, los bomberos
recibieron 38 llamadas de auxilio relacionadas con calles
inundadas, muros caídos y coches atrapados por las aguas
desbordadas de torrentes cercanos, aunque ninguno de estos
incidentes provocó contratiempos de relevancia.
Los bomberos realizaron 14 intervenciones, entre ellas acudir a
cortar los hierros de un vehículo accidentado para rescatar a sus
dos ocupantes, ambos heridos leves, en la carretera que enlaza Sant
Antoni e Eivissa.
La tormenta eléctrica que acompañó a las fuertes lluvias
descargó 134 rayos, casi todos sobre el mar, ya que en tierra tan
sólo cayeron cinco o seis, según el Instituto Nacional de
Meteorología en Balears.
En diversos puntos del litoral formenterense los acantilados
presentaban una imagen absolutamente inusual, como en el que va
desde Cala en Baster hacia Punta Prima, donde brotaron inmensas
cascadas que se desplomaban desde más de 50 metros de altura hacia
el mar. Formentera sufrió muchos destrozos. Varios muros cayeron
deshechos por la lluvia y numerosos caminos se quedaron
intransitables por la tormenta.
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