El turista de ocio está, según Tur Olmo, compuesto por «ruidosos» jóvenes italianos e ingleses.

Si hubiera que imaginar un perfil para definir al turista de Eivissa podríamos encontrar un visitante políglota de chanclas, bermudas, gorra y mochila, que transpira por las mañanas subiendo a Dalt Vila con su guía cultural en una mano y la cámara fotográfica en la otra; que dedica las tardes a refrescarse en el mar acompañado de su familia; que por las noches se zambulle en la frenética marcha ibicenca, y que pasa sus mañanas en los aftehours, justo antes de calzarse las zapatillas e internarse en la montaña para hacer senderismo en busca de nuevos paisajes.

Un superturista imposible de cuadrar en un mismo perfil, a falta de muchas otras características que lo describen y multiplican como cliente de la principal industria pitiusa.

Ayer fue el Día del Turista, una fecha que cada año rinde homenaje a todos los visitantes de las Pitiüses que llegan desde muchas partes del mundo en busca de placer, descanso, sensación de libertad, ocio, cultura y un sin fin de motivaciones imposibles de encuadrar en un mismo perfil, pero sí de albergar en una misma isla.

Aún así, si se buscan prototipos de turistas, también son factibles de encontrar como una forma de conocer aún más a este visitante.

El presidente de Fomento del Turismo, José Tur Olmo, destaca que el turista de las Pitiüses puede dividirse en tres prototipos diferentes: el turista que busca sol y playa, el que busca la oferta de ocio, y en menor cantidad, el turista que busca la oferta cultural.

«En general, porque toda regla tiene su excepción, el turista de Eivissa difiere de acuerdo a su nacionalidad. Los más familiares son los ingleses. El turista cultural, es el alemán y el español; y el francés, que era un turista gastronómico, lo hemos perdido prácticamente. El de ocio, ya se sabe, es el italiano y el inglés ruidoso», señala Tur Olmo, que asegura también que los primeros turistas guardan una relación directa con la oficina de Fomento que preside: «Los primeros turistas que vinieron aquí eran artistas y escritores. Y esto motivó a que los escritores, al escribir sobre la isla, comenzaran a atraer a más gente. También motivó que una serie de señores se decidieran a montar una sociedad sin ánimo de lucro para fomentar el turismo en Eivissa y en ese momento nació lo que es el Fomento del Turismo actual que el próximo año cumplirá 75 años».

Pero para el presidente de la oficina responsable de promocionar a las Pitiüses, es el turismo náutico el que destaca de todos los otros, y el de golf, un ideal que podría ser beneficioso: «El turismo de yate es muy bueno, y luego hay un turista muy importante y que lo despreciamos, que es el de golf. Pero como no hay campos de golf no lo hemos podido promocionar».

Distintas caras y distintos perfiles que desde primavera y otoño llegan para disfrutar de las ofertas de la casa y que ayer volvieron a ser homenajeados por su fidelidad a la isla. L.A.