El primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Eivissa, Pedro Campillo, confirmó ayer a este periódico que el Consistorio ya dispone de todas las autorizaciones necesarias para iniciar las obras de la estación de autobuses. El proyecto llevaba paralizado desde que a finales de abril se colocó la primera piedra porque le faltaba un permiso de la Conselleria balear de Obres Públiques, Vivenda i Transports, según argumentó desde el principio el equipo de gobierno del Ayuntamiento.

Sin embargo, el pasado viernes el departamento de Transports del Govern balear aseguró que a principios de julio la Conselleria remitió al Consistorio la resolución favorable a este proyecto, aunque no ha sido hasta ahora que la administración ha recibido el permiso.

Campillo explicó que en estos momentos lo único que falta es que la corporación conceda la licencia municipal para poder empezar las obras. El edil aseguró que este trámite se resolverá «esta próxima semana».

La infraestructura se llevará a cabo en un terreno de más de 8.000 metros cuadrados ubicado justo detrás del instituto de sa Colomina. Se trata de la primera estación que se hace mediante concesión municipal, lo que significa que esta actuación, presupuestada en 24 millones de euros, no supondrá ningún coste para el Ayuntamiento ya que se financiará a través de la adjudicación de la infraestructura al Grupo Sagalés por un periodo de 40 años.

El edificio, que se tiene que ejecutar en un plazo inferior a los dos años, contará con cuatro plantas y unos 12.000 metros cuadrados en las que albergará diferentes servicios, además de la terminal de autocares con capacidad para 18 autobuses en rasante y un vial interno en superficie para autocares discrecionales. La Policía Local dispondrá en estas instalaciones de un espacio de 2.000 metros cuadrados para albergar su nuevo retén. Además, se construirá bajo la estación un aparcamiento con capacidad para más de 700 vehículos. El proyecto incluye también la rehabilitación de la casa pagesa de sa Colomina. Todavía no se han concretados los usos que tendrá el inmueble, aunque se baraja la posibilidad de que se convierta en un restaurante de cocina tradicional ibicenca o en una sala de exposiciones y centro lúdico.