La cooperativa agraria de Santa Eulària calcula que este año la cosecha de forraje y cereales se ha reducido a la mitad con respecto al año pasado a causa de la sequía. Bernabé Linero, responsable del departamento de ingeniería de la cooperativa, asegura que, además, por la falta de lluvia, la calidad de la producción deja mucho que desear: el tamaño del grano y, en consecuencia, su poder alimenticio es inferior. «Cuando el cereal padece una situación de estrés por la sequía la deposición de almidón en el interior del grano es inferior», explica el técnico agrónomo.

La cosecha se siembra en otoño, aprovechando las lluvias de octubre y noviembre, y la recogida se produce en verano, entre junio y julio, cuando la planta ya está bien desecada por el sol. Linero asegura que para obtener una buena cosecha es muy importante que llueva fundamentalmente en la época de siembra para que germine la semilla; en febrero, durante su crecimiento, y luego en abril para garantizar el engorde del grano. Este año ha fallado este ciclo natural, agravado, además, con las heladas de enero. «La planta tuvo agua en otoño para germinar. No la suficiente, pero tuvo para arrancar. Sin embargo, las heladas de enero retrasaron su crecimiento, y luego lamentablemente no volvió a caer ni una gota más, en un mal año para el campo.