Son objetos de deseo, musas del baile, trabajadoras de cada
noche y la imagen sexy de toda la maquinaria discotequera que hace
girar la rueda de la marcha del verano.
Por cada hora bailan quince minutos y sus movimientos son
suficientes para poner el glamour al servicio de todas las miradas
en un oficio que demanda el cuerpo como herramienta de trabajo y la
inteligencia como estratega de defensa personal.
Mercedes García Márquez y Tania Merisia Nóbriga Coelho están en
la cresta de su carrera de gogós. Y entre ellas no sólo hay una
amistad de años sino también un compañerismo de acero que ayuda a
evitar las tentaciones y los vicios que están más a mano en el
mundo de la noche.
Mercedes es brasileña de padres españoles y dirige el equipo de
bailarinas de Privilege. Tania, portuguesa, es su fiel amiga, y
junto a ella procura llevar adelante al resto de las gogós y evitar
las envidias que pueden hacer de este trabajo un verdadero infierno
de temporada.
«Hemos pasado mucho tiempo bailando juntas, y descubrimos la
noche hace cinco o seis años cuando éramos camareras de es
Paradis», dice Mercedes, que coincide con Tania en su gusto por
trabajar en esto y mantenerse intactas a pesar de todas las
propuestas que reciben de los clientes del club.
«La gente sólo hace contigo lo que tú permites, si tú impones
respeto te respetan pero si le sigues el rollo después tienes que
atenerte a las consecuencias», explica Mercedes, y Tania agrega:
«También mucha gente nos da trabajo en películas que se hacen en
Eivissa, por ejemplo, en 'Its all gone Pete Tong', o para posar
para magazines, posters y publicidad de bikinis».
Sin embargo las propuestas también son muchas veces por dinero,
y en este caso, aseguran que nunca han logrado comprar su compañía
y mucho menos de manera directa: «Si están interesados nos invitan
a champagne, empiezan a darnos billetes y a invitarnos a los
barcos, a pasear o a hacer esto o lo otro. Te van comprando el
tiempo para tenerte pero es lo mismo que antes, si tu quieres
aceptas o sino lo dejas», señala Mercedes a quien muchas veces le
tiran billetes de 100 o de 500 euros mientras baila al igual que a
Tania, que por sólo subir al Vip y saludar a ciertos clientes le
caen otros tantos euros de propina. «Nunca pasó de esto, nos han
dado dinero y ya está», concluye Tania.
Con famosos
Los famosos, casi siempre habitantes privilegiados del VIP, también
fijan las miradas y el interés en ellas, y los intentos de lograr
su compañía fuera del club también han sido varios. Como la
anécdota que aún recuerda Tania con Puff Duddy: «Una noche nos
invitó a su barco y nos dejó un seguridad en la puerta para que nos
llevar. Tuvimos que escaparnos por la puerta de atrás, no estábamos
interesadas».
«Porque yo respeto a mi cuerpo y en cuatro años de trabajo nunca
me he ido de fiesta», explica Mercedes.
Aseguran que las drogas no les interesan porque quieren seguir
trabajando de gogó «mientras el cuerpo y la imagen lo permita».
Luciana Aversa
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