César y Jorge Cadaval en un momento de la actuación en el que imitaban a un político de derechas y otro de izquierdas. Fotos: P.P / G.G.L

Ya habían anunciado que en el número que traían a Eivissa no se podría ver a algunos de los míticos personajes de su amplia carrera profesional con los que han triunfado en televisión,pero ayer en el Parque Reina Sofía nadie echó de menos a Juani y la Omaíta. Los Morancos sorprendieron a muchos escépticos de su humor con una soberbia actuación en el que no sólo demostraron que tienen buenas tablas sobre el escenario a la hora de actuar sino que en muchas ocasiones la televisión no les hace justicia. Quizás debido a que los cortes de publicidad interrumpen muchas de sus ocurrencias, se ven encorsetados en sus guiones y, sobre todo, porque muchos de los temas que tocaron ayer serían rápidamente censurados en la mayoría de las cadenas. Y no por pecar de chabacano o poco decoroso. Todo lo contrario: por tratar a veces con excepcional agudeza y otras sin contemplaciones muchos de los asuntos de la actualidad de nuestro país. Políticos, famosos e incluso la monarquía recibieron su dosis de jarabe de palo en forma de risas en el número inicial de su espectáculo en el que se simulaba un debate entre dos candidatos contrincantes en plena campaña electoral . César era un fascista millonario nostálgico de los tiempos de la dictadura y del gobierno de Aznar; Jorge un homosexual socialista al lado de las clase popular y obrera. Aunque a veces echaron mano de su inacabable repertorio para recrear partes de antiguos números -como el de los moros con el que debutaron y que además les dio el nombre- y algunos chistes que llevan décadas paseándose por las calles de media España, hicieron gala de una magnífica capacidad para parodiar situaciones de actualidad.

No engañan tampoco cuando aseguran que les gusta improvisar: los dos hermanos a duras penas podían contener las risas en determinados momentos al ver las gracias del otro. Las casi 2.000 personas que abarrotaron el auditorio disfrutaron. Entre ellas decenas de Juanis y Omaítas. Iván Muñoz