La mañana estaba gris en el pequeño pueblo de Sant LLorenç e
incluso amenazaba lluvia en algunos momentos. Las apariencias
engañan puesto que, en realidad, el agobiante calor del mes de
agosto se maniestaba en un gran bochorno que se ha mantenido
durante toda la jornada festiva. La misa solemne celebrada en honor
a Sant Llorenç empezó a mediodía en la pequeña iglesia del pueblo.
En esta ceremonia, oficiada por Vicent Ribes, párroco de Santa
Gertrudis, Sant Mateu y Sant Miquel, los abanicos fueron los
grandes protagonistas ya que los ventiladores no fueron suficientes
para combatir el calor.
La iglesia estaba totalmente llena de gente e incluso hubo
personas que siguieron la misa desde la plaza de la iglesia,
situada en la salida de la misma. Entre los asistentes destacó la
presencia de Joan Marí Tur, conseller executiu de Patrimoni, que
acudió a la misa con motivo de la inauguración de las pinturas de
los altares de la capilla. Estas pinturas, que fueron pintadas
entre 1827 y 1835, fueron descubiertas accidentalmente en la nave
principal de la iglesia de Sant Llorenç en 1998. El Consell Insular
ha hecho posible la restauración de estas pinturas mediante un
presupuesto global de 13.846'80 y a través de la contratación de la
empresa restauradora EINAM Conservació i restauració de béns
culturals. Neus Pienado y Kena Marí han sido las técnicas
restauradoras encargadas de rehabilitar las degradadas
pinturas.
Tras casi una hora de misa aparece por la puerta Sant Llorenç,
que sale en procesión acompañado por Vicent Ribes, la colla de ball
pagès Labritja y numerosas personas que se sumaron a la comitiva.
Esta procesión salió de la iglesia, bajó por la plaza y dio la
vuelta para subir de nuevo al lugar de partida. Minutos después la
colla de ball pagès se dirigió a un descampado de tierra cercano a
la pequeña iglesia, lugar donde les esperaban varios carros de
caballos. En ellos se subieron la colla Labritja y payeses de Sant
Llorenç y pueblos vecinos. El sonido de las flautas y tambores de
la colla acompañó al desfile de carros durante todo el trayecto:
subió desde el descampado hasta la plaza para dar la vuelta a la
iglesia cuatro veces. En la primera vuelta don Pep, cura de Sant
Llorenç, bendijo a los carros y a las personas que iban en ellos.
Sobre las 13:45 horas la colla Labritja se hizo un hueco en la
abarrotada plaza de la iglesia para deleitar a los asistentes con
el tradicional ball pagès. Los turistas que estaban presentes
grababan con cámara mientras comentaban entre ellos los pasos de
baile que se estaban realizando. Tras quince minutos de bal y llegó
la hora de ganar fuerzas con orelletes, vi pagès y bunyols que se
repartieron en la misma plaza de la iglesia.
María José Real
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