El monitor de vela Sebastián Vidal no se arriesga cuando asegura
que en la Escuela Municipal del Club Náutico de Eivissa lo que
intentan es «forjar campeones». Porque de los miles de pequeños
navegantes que aprendieron en esta escuela que dirige desde 1989 ya
son varios los ibicencos que han ganado campeonatos de España y de
Europa sin superar los quince años de edad.
Entre ellos Bartolomé Marí Mayans, campeón de España de Optimist
de 1994 con 13 años de edad; Alejandro Moreno, campeón de España
2003 con 14 años, Julio Ribas, subcampeón de España (1998), y el
campeón continental de la clase Europa que ganó Francisco Terrasa
en 1996. Todos jóvenes premiados que una vez también comenzaron de
pequeños con los cursos de iniciación y perfeccionamiento de
Optimist que en la actualidad realizan 25 niños y niñas de 8 a 15
años.
La bahía de Talamanca se convierte cada mañana en el aula de
aprendizaje que empieza sus clases a las 9,00 horas con un
refrescante baño en el mar y un desayuno. Hora y media después y
con una flota de 20 Optimist que aguarda desde la orilla, los
cuatro monitores que trabajan junto a Vidal guían a los pequeños
mar adentro donde podrán realizar las maniobras de vela que
aprendieron.
Unidos por una cuerda y arrastrados por las cuatro zodiacs de
los monitores, los niños esperan a llegar hasta el lugar donde
realizarán las actividades que no comenzarán hasta que pongan la
orza y la escota que les permitirá manejar la vela.
«Hoy la actividad es ir de una boya hasta un velero», explicaba
Vidal sobre la distancia de media milla (800 metros) en la que los
pequeños se debían desenvolver como tarea matutina.
«A mí me gusta todo, llevar el barco, venir aquí y bañarme»,
señalaba el pequeño Hugo, mientras María, de 12 años, recordaba
cuando una vez que el Optimist se le llenó de agua: «A mí lo que me
gusta es hundirme. Una vez traje a una amiga que le dio la botavara
en la cabeza y le dije que achicara agua porque nos estábamos
hundiendo y se puso tan nerviosa que lo hizo todo al revés y en vez
de sacar agua la metió y nos hundimos», recordaba entre risas esta
niña de Madrid que aprovecha su tiempo de vacaciones para aprender
a navegar a vela.
«Algunos sí son de afuera pero en general los que vienen a
aprender son casi todos de Eivissa», señaló el monitor, para quien
no hay anécdota como cuando vienen las madres a ver cómo navegan
sus hijos: «Hoy vino un abuelo y un padre pero cuando son las
madres y se juntan, montan una mañana que hay que verla para creer
la».
En esta escuela también hay cursos para adultos que por las
mañanas están dedicados a aprender a navegar en piragua. Para niños
son de iniciación y perfeccionamiento y se extienden hasta el 6 de
septiembre. Por la tarde, la escuela se transforma en centro de
entrenamiento donde van a navegar los que ya saben y los que tienen
planeado presentarse a algún concurso o campeonato. La flota no
sólo es de Optimist, sino que también cuenta con las clases Laser,
Europa, 420 y Snipe, todas de vela ligera.
Sebastián Vidal asegura que las 30 plazas de verano para los
cuatro cursos de iniciación ya están completas, al igual que las 20
plazas de los tres cursos de perfeccionamiento. «Como cada año,
volvemos a tener overbooking», señaló por la cantidad de niños que
quieren aprender a navegar a vela y que como requisito tienen que
saber nadar al menos 25 metros.
La Escuela Municipal del Club Náutico de Eivissa está
subvencionada por el Consell Insular y por el Ayuntamiento de
Eivissa.
Las clases comienzan con la teoría a partir del libro «ABC
Optimist» y continúan con salidas en barca colectiva en la que
pueden navegar hasta ocho niños.
Una vez superadas estas enseñanzas los niños, de a uno o de a
dos, se embarcan en un Optimist para aprender a navegar manejando
la fuerza del viento.
Luciana Aversa
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