Vengo en busca de las chicas guapas y de la fiesta de esta isla», señalaba ayer por la mañana Rogelio que alentado por los relatos de amigos que veranearon aquí el año pasado decidió tomarse unas vacaciones en solitario para experimentar «como son las noches ibicencas».

«Pienso entrar a todas las discotecas valgan lo que valgan porque una vez al año, la fiesta a nadie hace daño», parafraseaba este joven mientras disfrutaba de su primer cervecita pitiusa. De procedencia madrileña y con el objetivo de quedarse «todo el tiempo que pueda» Rogelio cogió un coche y se embarcó en busca de sus ansiadas aventuras nocturnas. L.A.