E. RODRÍGUEZ / B.ROSELLÓ
«Hemos hecho la segunda demostración de fuerza y la segunda demostración del malestar de todo un pueblo. No somos cuatro gatos». Así arrancó el manifiesto que leyó Juanjo Cardona, uno de los portavoces de la Plataforma Antiautopista, sobre el escenario de la plaza Albert i Nieto, en el Bulevar Abel Matutes, al final de la marcha. «Nuestro territorio está sufriendo una gran agresión. Se ha llegado al punto más importante y peligroso de la cuenta atrás: Eivissa tiene una herida abierta y si entre todos no ayudamos a curarla quizá será demasiado tarde y ésta se convertirá en una herida de muerte», advirtió el antiautopista jalonado por los gritos de ánimo de una masa de varios miles de personas.

Los antiautopista advirtieron ayer en su manifiesto de que el gobierno del PP no tiene freno y que aparte de querer «imponer grandes explanadas negras de asfalto en forma de autopistas, también habrá, más adelante, «un macroaeropuerto para que llegue más gente de la que puede asumir esta isla» y que con toda seguridad esto provocará la construcción de «más macrourbanizaciones». «Sabemos que quieren conseguir todo ésto al precio que sea, aprobando incluso leyes a medida. Tenemos que ser más valientes y más fuertes que ellos y sabernos anticipar a sus jugadas y pararles los pies de una vez", subrayó ante los pitos y los gritos de la muchedumbre.

También salió a colación las 30.000 firmas presentadas en el Consell en contra de los proyectos de carreteras y que por el momento no han servido de nada. Los antiautopistas reprocharon precisamente «la imagen» que el Consell ha querido dar a este colectivo y que «nos ha marcado».

Por otra parte, lamentaron no haber podido detener las obras de ampliación del segundo cinturón de ronda, que, según decía el manifiesto, «ofrece una visión desoladora y dramática de lo que acabará siendo toda la isla si no decimos basta». Asimismo, criticaron «la falta de respeto y la discriminación» hecha por la administración hacia el movimiento antiautopista: «No ha habido diálogo, sólo hemos podido escuchar un monólogo administrativo. Esto no es democracia».

Cardona también arremetió contra el argumento explotado por el Consell durante los últimos días sobre la mortandad de la carretera de Sant Antoni para defender la ejecución de este proyecto. «Nuestra conciencia nos hace luchar en contra de esta construcción, y sí, es cuestión de vida o muerte, pero de muerte de la isla», afirmó el portavoz.

«No es un final feliz»
Para acabar, los antiautopista instaron a los ciudadanos a seguir luchando para evitar «la destrucción del territorio». «Esto no es un final feliz, sino una continuación de un trabajo bien hecho. Ahora no tenemos que irnos a dormir y olvidarnos de todo. A partir de hoy [por ayer] tenemos que continuar con más fuerza que nunca y tenemos que pedir a todos aquellos que desde el gobierno nos menosprecian que piensen y se den cuenta de que Eivissa está al límite», concluyó.