La junta ejecutiva del Fons Pitiús de Cooperació aprobó ayer por unanimidad veinte proyectos solidarios, catorce de ONGs y cuatro de cooperación directa, para este año que recibirán la cantidad de 598.935 euros para el desarrollo de actuaciones en países del Tercer Mundo. Para esta convocatoria se presentaron 34 proyectos, 21 de ONGs y trece de cooperación directa. En esta edición se han presentado más de cooperación directa, ya que han sido trece los que han pedido estas ayudas cuando normalmente se reciben nueve.

La falta de presupuesto o el incumplimiento de alguna de las bases son los motivos por los que se han rechazado los proyectos solidarios. El 60 por ciento del presupuesto del Fons va destinado a proyectos que presentan ONGs locales y el 18% a cooperación directa.

«En todos los proyectos aprobados se ha contrastado su valía social», dijo ayer acerca de los proyectos aprobados el conseller de Bienestar Social de Eivissa, Vicent Serra, que estuvo acompañado de Fina Darder. Serra destacó «la unanimidad de todas las ONGS que han presentado proyectos y de todas las instituciones representadas».

La mayoría de los proyectos aprobados este año son de continuidad. En las bases para acceder a estas ayudas se da importancia a seguir trabajando en las mismas reas y proyectos. «Un año es insuficiente para desarrollarlo», precisó Darder.

Las organizaciones no gubernamentales que han accedido a estas ayudas son, en su mayoría, socias del Fons, pero tambien se han presentado y aceptado algunas que no son socias de esta entidad solidaria.

El Fons Pitiús de Cooperació dispone de un presupuesto de 800.000 euros anuales, una cantidad muy similar a la recibida del año pasado. El Consell aporta 230.000 euros, y el Ayuntamiento de Eivissa, 140.00 euros. El Govern aporta también una cantidad económica.

En opinión del conseller de Benestar Social, el presupuesto del Fons Pitiús de Cooperació «está en el mismo nivel que en otras comunidades», e incluso por encima, y aseguró que se cumple el 0,7% de ayudas al Tercer Mundo.

La mayoría de los proyectos se ubican en países de Centroamérica, cinco de ellos en Guatemala y cuatro en Nicaragua, con lo que facilita el trabajo de seguimiento. También hay proyectos de Mozambique, India, Argelia o el Tibet.