A pesar de estar inmersos en plena temporada alta y de ser día de resaca después de la nit del foc -algo que se podía adivinar sin demasiado esfuerzo en la cara de algunos de los más jóvenes a pesar de que intentaban disimularlo tras aparatosas gafas de sol-, la plaza de la iglesia de Sant Joan de Labritja mostraba ayer un buen ambiente en la celebración del día grande de las fiestas en honor a su patrón.

El público desafío al bochorno de este verano recién estrenado y que podría haber sido más intenso de no ser por las esporádicas nubes que de vez en cuando daban un respiro a aquellos que no habían llegado a tiempo para resguardarse de los rayos de sol en los soportales del templo o bajo los árboles de la plaza.

Autoridades militares y civiles llegaban poco antes del mediodía a la iglesia para asistir a la misa solemne, que tenía un carácter especial por tratarse de la primera que oficiaba el nuevo obispo de la isla, Vicente Juan Segura. El president del Consell, Pere Palau, acompañado de otros representantes del organismo como Josep Costa y Caty Palau, el director insular de la administración del Estado, José Manuel Bar, y el diputado Enrique Fajarnés escucharon las palabras del prelado junto a otros representantes de las instituciones insulares y los fieles de la población.

Al término de la ceremonia religiosa los santos de la parroquia fueron sacados en procesión por las calles de Sant Joan entre sonido de campanas y música de la colla de Labritja. Los mismos que poco después presentarían su tradicional ball pagès amenizado por bandejas repletas de bunyols y orelletes que los presentes degustaron acompañados con mistela y refrescos, estos últimos los más demandados.

«Una jornada muy agradable». Así la definió Pere Palau, que destacó la belleza del pueblo: «Es uno de los típicos de nuestra isla, que ha crecido poco y que está enclavado en una de las zonas más protegidas de Eivissa». El presidente del Consell reconoció su cariño por la celebración y el municipio: «Se trata de una fiesta que muchos de aquí recordamos con ilusión porque representa el santo de muchos ibicencos. Pocas casas hay que no tengan un Juan o una Juanita. Además, en mi carné de identidad pone que nací en San Juan Bautista; por eso para mí es doble celebración», reconoció.

Las celebraciones continuaron por la tarde, esta vez con especial atención a los niños, que tuvieron sus momentos de diversión son la fiesta infantil «Ríete con Party Planet». Un público joven pero más crecidito cogió el relevo caido el sol para asistir al concierto de Pota Lait, uno de los grupos más populares del rock pitiuso junto a Statuas d.Sal, cuyo turno llegaría pasada la media noche, momentos después de que un castillo de fuegos artificiales despidiera el día grande de la localidad.

Iván Muñoz