La trágica noticia de la muerte de Vicente Ribas, ocurrida el pasado viernes tras una larga enfermedad, obliga a reconocerle los méritos que acumuló a lo largo de su vida en la promoción de la tierra que le vio nacer y a la que dedicó grandes esfuerzos por darle carácter y caché internacional.
Realizar un rápido repaso a las experiencias acumuladas por Vicente Ribas nos ofrecen un amplio catálogo de escenas en las que se alternan miembros de la aristocracia de todo el mundo, junto a estrellas de cine, escritores y todo ello sin descuidar a aquellos que, como él, hicieron de Eivissa y Formentera un modo de vida, un entorno que mimar y en el que vivir.
Smilja Mihailovic, Elmyr d'Hory, Pilar Franco Bahamonde, Cuqui Fierro, su adorada duquesa de Alba, Massiel, Antonio Gala, Philip Junott... una interminable lista de nombres cuya unión con las Pitiüses va unida ineludiblemente a la figura de Vicente Ribas, quien, en sus últimos años, dedicó parte de su tiempo a glosar aquellas épocas doradas de una Eivissa blanca y casi virgen, pero también los acontecimientos sociales más recientes. Aquella Eivissa, pero también esta, están en deuda con él.