El arzobispo argentino Leonardo Sandri, número dos del Papa Benedicto XVI en el cargo de regente de la Prefactura de la Casa Pontificia, encomendó al nuevo obispo de Eivissa la misión de «hacer oír la voz de Cristo» en esta tierra, teniendo en cuenta sobre todo a aquellas persona que viven «sin ideales ni corazón».

Sandri aseguró en su homilía, en la que ensalzó la figura de Juan Pablo II, que las Pitiüses son «unas islas pequeñas y hermosas» y que en los últimos años, a causa del turismo, han pasado de «una diócesis rural a otra donde se dan todos los problemas de una ciudad cosmopolita». Esta transformación de la sociedad pitiusa, según dijo el arzobispo en su sermón, provoca que «cada vez se borre más la tradición isleña, afectando a la moral y la costumbre del pueblo». Por ello, Sandri pidió al nuevo obispo que «tenga en cuenta a los que vienen de lejos y no crean en Cristo o lo han abandonado»: «Debes tener las puertas abiertas para todos los que buscan el camino de la verdad de la vida».

El máximo representante del Vaticano en la ordenación del nuevo obispo recordó el pasado cristiano de la isla y que fue en la época del Papa Pío VI cuando se levantó la Catedral que corona Dalt Vila y se nombró a Abad y Lasierra el primer obispo de esta tierra. Desde entonces el gobierno de la iglesia pitiusa ha sido dirigido por 12 personas. Precisamente, el arzobispo argentino encargó ayer a Vicente Juan, el número 13, «una triple misión: enseñar, santificar y gobernar este pueblo». «Sé siempre muy humano, trabajador incansable, caritativo en las amonestaciones y justo», señaló. También hizo especial mención a «fantasía de la caridad» y al cuidado de los colaboradores de la iglesia: «Ten una relación abierta y dialogante, siempre animado por la caridad, convenciendo antes que imponiendo».