RUIZ COLLADO/JOAN J. SERRA
Había mucha expectación por saber cómo se iban a comportar los universitarios en la visita de los príncipes de Asturias a la UIB, aunque al final sólo se desplazó a la Facultat de Dret don Felipe al recomendar a doña Letizia que se quedara descansando en Son Vent. El anuncio de una concentración de protesta frente al edificio había provocado alguna que otra preocupación, pero al final todo transcurrió según el guión previsto: una protesta estudiantil, coreando lemas y consignas durante hora y media. En total, entre partidarios y contrarios a la monarquía, cerca de un millar de estudiantes se congregaron ante la Facultat de Dret, repartidos más o menos por igual entre ambos bandos. Fueron activadas fuertes medidas de seguridad, con una notable presencia de agentes.

El Príncipe llegaba a la UIB a las 18.15 horas acompañado de Jaume Matas, siendo recibido por el rector Avel.lí Blasco y el conseller d'Educació, Francesc Fiol. Su llegada arreció los gritos de los manifestantes, quienes desplegaron una pancarta que rezaba «No el volem!» mientras coreaban «La monarquia és una porqueria» y «Visca la República!».

Sin embargo, la protesta no era exclusiva de los antimonárquicos e independentistas, con sus banderas republicanas y «estelades». Los estudiantes de Historia del Arte también desplegaron dos pancartas como protesta por la anunciada reforma de las Humanidades, que prevé la desaparición de su carrera. En las pancartas se leía: «Tenim patrimoni. Qui el divulgarà?», con un dibujo del Castell de Bellver, y «Leti, ¿y si quisiera estudiar Historia del Arte?», en alusión a su futuro hijo. Los estudiantes de Historia del Arte iban de negro, como muestra de «luto». La vicerrectora Mercè Gambús, catedrática de Historia del Arte, se acercó para hablar con ellos antes de llegar don Felipe. También lo hizo Joan Antoni Mesquida, vicerrector d'Estudiants, en este caso con los antimonárquicos.

A su llegada, el Príncipe, con semblante sonriente, saludó a todos los estudiantes, a quienes le aplaudían y a quienes le increpaban. Se acercó a los primeros, con quienes estrechó manos e intercambió alguna que otra palabra. La verdad es que muchos de los presentes, al ver que no venía acompañado de doña Letizia, mostraron su decepción.