En los terrenos de lo que más de medio siglo atrás fue el campo de concentración construido por Franco para mantener cautivos a los republicanos, tras el final de la Guerra Civil española, fue el punto de encuentro de quienes pretenden conservar la memoria de lo acontecido y preservar el legado de los en su día defensores del orden constitucional en contra de la barbarie de un general sublevado llamado Francisco Franco. El día coincidía con el septuagésimo cuarto aniversario de la proclamación de la II República Española. Varias decenas de personas, más que en anteriores ocasiones, acudieron ayer a la antigua colonia penitenciaria de Formentera, junto a s Estany des Peix en la Savina para rendir sentido homenaje a las víctimas del encarcelamiento, sobre todo a quienes perdieron la vida en dicho lugar, 58 oficialmente computadas pero bastantes más según los diversos testimonios de quienes conocieron de primera mano los horrores de un cautiverio en el que la mayoría de los fallecidos lo fueron por inanición, especialmente los extremeños que no tenían familiares en la isla y tuvieron muchas dificultades para conseguir la escasa comida que había en aquella época. El acto al que asistió Joan Paret, el último superviviente del campo, se inició con la lectura por parte del historiador Artur Parrón de un manifiesto en el que destacó que «la República simbolizaba un afán popular de cambio estructural, era mucho más que defenestrar una Monarquía corrupta y enemiga de la democracia, implicaba -leyó Parrón-, el proyecto de un estado laico en el que la Iglesia dejara de representar un poder fáctico». Según los organizadores, la República fue quien dio por primera vez derecho de voto a la mujer, impulsó una reforma agraria que no gustó a los terratenientes y caciques y propugnó que el mundo debía ser un lugar común de convivencia, solidaridad y democracia. Como recordó Parrón, «todo quedó destruido por un golpe de estado militar y una guerra civil que conllevaría a una larga dictadura». Según los herederos de la memoria histórica ambos bandos mataron, pero mientras unos lo hicieron defendiendo la democracia y la libertad, la legalidad constitucional elegida por la ciudadanía, los otros lo hicieron defendiendo el fascismo, las ejecuciones extrajudiciales, las fosas comunes y los campos de concentración. Murieron en Formentera un centenar de personas, aunque sólo se conoce el nombre de 58. Por su parte el secretario general de UGT, Cándido Méndez, envió un escrito que fue leído en el homenaje a las víctimas, recordando cuando su propio padre, prisionero, le habló de esa época.