El problema suscitado en el departamento de Serveis Socials de Formentera, que explotó el verano pasado, parece pronto a resolverse definitivamente ya que el pasado martes se celebró una vista judicial en Eivissa en la que, por cuanto parece, se clarificaron las posiciones de las trabajadoras Laura Martí y Marisol Chaveli, que en su día denunciaron las malas prácticas personales y profesionales, la principal de ellas no mantener el secreto profesional debido en materias tan delicadas por parte de la coordinadora del servicio, Esther Claver, que, tras ser momentáneamente apartada del cargo y suspendida de empleo y sueldo, acabó renunciando a su puesto y ya no vive en la isla.

La vista se debía a la querella presentada por la sustituta de ambas trabajadoras, Gemma Morga, que acusó a Martí y Chaveli de haber filtrado a la oposición y a la prensa su condición de paciente del servicio cuando entró a formar parte de él debido a su amistad con la coordinadora del mismo. Pese a retirarse la querella, la acusadora no ha pedido disculpas públicas a las querelladas y no tiene, como se indica en el escrito presentado ante los juzgados, la menor intención de hacerlo.

La vista celebrada el martes en Eivissa se refería a la denuncia interpuesta por Gemma Morga. que sustituyó a las trabajadoras que denunciaron las prácticas y procedimientos de Claver y que, a fecha de 30 de setiembre, denunció que las trabajadoras en ese momento también suspendidas de empleo y sueldo o en baja por estrés y acoso laboral habían vulnerado la confidencialidad de que ella fuera usuaria del servicio antes de pasar a a ser trabajadora del mismo.

Laura Martí y Marisol Chaveli, trabajadores de Serveis Socials que denunciaron el comportamiento de Claver en el desempeño de sus funciones y que posteriormente fueron suspendidas del servicio hasta la resolución del informe interno municipal, fueron a su vez acusadas ante los tribunales por la persona que se hizo cargo de sus funciones, Gemma Morga, que el 30 de setiembre las denunció a través de los medios de comunicación de vulneración de secreto profesional por revelar a la opinión pública y al partido en la oposición, la COP, de su condición de usuaria del servicio antes de entrar a formar parte de él.

Esta maniobra, que todo parece indicar fue orquestada por la propia Esther Claver, quedó en los tribunales en nada desde el momento en que la demandante, Gemma Morga retiró «la querella presentada en su día» al tiempo que se hacía explícito en el escrito presentado ante el Juzgado de Instrucción nº3 de Eivissa «que se compromete a no hacer manifestaciones en el sentido apuntado en la querella a la prensa». Como contrapartida, las trabajadoras Martí y Chaveli renuncian a cuantas acciones civiles y penales pudieran corresponderles.