La iglesia de Santa Cruz de Eivissa se quedó ayer pequeña para acoger a los numerosos fieles que acudieron a la misa funeral ofrecida por la Diócesis de Eivissa con motivo del fallecimiento del Papa Juan Pablo II, hecho acontecido el pasado sábado en las habitaciones privadas del pontífice en el Vaticano.

El administrador apostólico de Eivissa, Agustín Cortés Soriano, presidió la misa que fue oficiada con ayuda de una representación de los sacerdotes de la Diócesis.

Al inicio de la Eucaristía, uno de los sacerdotes invitó a las numerosas personas que se agolpaban al fondo del templo a que avanzaran a las capillas laterales de la iglesia.

Monseñor Cortés Soriano inició la celebración lamentando la pérdida del Papa y recordando que estaba «en el recuerdo y la memoria Juan Pablo II». A la misa funeral asistieron, a título particular, numerosas personalidades de la vida social y política.

El fallecimiento del Papa ha supuesto el retraso de la ordenación del nuevo obispo, Vicente Juan Segura.