La basura recogida en la isla se vertió el viernes por primera vez
en el primer depósito controlado de residuos de Ca na Putxa, algo
histórico si se tiene en cuenta el pasado y los problemas
judiciales pendientes por la supuesta actividad ilícita del
vertedero durante décadas. Ahora la basura se deposita de forma
controlada, es decir según determina la normativa europea, en una
celda impermeable que evita que los lixiviados de los residuos
puedan filtrarse por el subsuelo y contaminar el acuífero.
Gestió Integral de Residus d'Eivissa i Formentera (GIRE),
formada por la Unión Temporal de Empresas FCC, Urbaser, Herbusa y
Cespa, inició el pasado 7 de julio las obras de reforma y
legalización del vertedero con la construcción de los dos primeros
depósitos controlados de residuos, uno de ellos para los despojos
animales y sanitarios.
Esta unión temporal de empresas es la adjudicataria de la
concesión pública de mayor envergadura tramitada nunca por ninguna
administración de la isla, con un montante que ronda los 60
millones de euros (10.000 millones de pesetas) para los próximos
tres años y con un plazo de amortización y gestión de 25 años.
El Consell Insular asumió la propiedad del vertedero para
iniciar, el 7 de julio del año pasado, su transformación. Casi ocho
meses de obras después, los camiones ya depositan la basura en el
primero de ellos, que tiene una capacidad para 250.000 toneladas de
residuos. Si se tiene en cuenta la producción anual de basura en la
isla (140 toneladas diarias en invierno y picos en verano de hasta
400 toneladas al día aproximadamente) este primer depósito rebasará
su capacidad en un plazo de dos años y medio.
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