El administrador apostólico de Eivissa y Formentera, Agustín Cortés, ofició ayer al mediodía una misa solemne en memoria de Don Toni, Toni Tur Mayans, el que fuera párroco de Sant Francesc Xavier a lo largo de casi medio siglo. En una iglesia en la que no cabía más gente, un total de 17 sacerdotes concelebraron una misa solemne de gran intensidad emocional y religiosa. Agustín Cortés que se desplazó expresamente desde Sant Feliu de Llobregat, diócesis recién creada en el área metropolitana de Barcelona de la que es ahora obispo, diría en su panegírico de Don Toni que «la imagen que nosotros recibimos y seguimos percibiendo de Don Toni es la de una persona absolutamente íntegra en sus convicciones, muy exigente consigo mismo y con la realidad. Tal y como explicaba Cortés a este rotativo, «el suyo era un sufrimiento debido a estos motivos, un sufrimiento que llevaba de manera muy sacerdotal hasta el último momento, y un sufrimiento al que en los últimos tiempos vino a añadirse el inherente a la enfermedad que padecía ya que desde el punto de vista físico y psicológico se veía cada vez más limitado».

«Su conducta y su postura han sido modélicas», destacó el administrador apostólico. «Don Toni era una persona que se identificó plenamente con Formentera, por haber nacido en la isla y por haber desempeñado la mayoría de su vida la labor sacerdotal en la misma donde dejará para siempre una huella imborrable». Finalmente, el obispo Cortés remarcó que su relación con Mossenya era de tal importancia que nunca podrá dejar de asociar la imagen de Formentera con la de Don Toni: «Para mí, son la misma cosa», concluyó.

Guillermo Romaní, texto y fotos