La temporada de pesca del raor no ha sido este año tan fructífera como en los últimos ejercicios lo que ha descorcertado a los pescadores aficionados que esperan siempre con ansia el 16 de agosto, fecha en que termina la veda, para salir en pos de un manjar muy apreciado, pero, eso sí, en pequeñas dosis, ya que el raor como afirman los conocedores «no es algo que pueda comerse día tras día por el simple hecho de haberlo pescado».

Ha sido en la última década cuando este ejemplar, de entre diez y quince centímetros de longitud y dientes afilados, se ha convertido en una enseña de la pesca especialmente amateur a mediados del verano. Todo ello ha comportado que el número de capturas fluctúe de forma considerable, algo que la mayoría achaca a la sobrexplotación. «La pesca no es una cuestión matemática ni aritmética -decía con cierta sorna el cofrade mayor de Formentera, Josep Juan Torres-, ya que los ciclos vitales de las especies se ven influenciados por muchas causas», como el cambio de fechas en el fin de la veda. Hace unos tres años se decidió retrasarla hasta el 16 de agosto: «Aunque importante para que la reproducción de la especie se produzca dentro de su ciclo biológico natural, no ha sido suficiente porque mayoría de las capturas demuestran que los peces aún no han desovado», circunstancia que influye decisivamente en la reproducción de la especie.

La Cofradía ya solicitó que la veda se extienda hasta el primer día de setiembre por cuanto a mediados de agosto es demasiado pronto para la pesca de este ejemplar «en función de la calidez de las aguas y otros factores como la alimentación de los propios peces, queda claro que a mitad de agosto la mayoría de las hembras aún no han puesto los huevos, lo cual condiciona el futuro de la especie».

Así, este año las capturas han sido sensiblemente inferiores a los dos últimos años, en un claro gradiente a la baja que «no es preocupante en sí mismo y que habrá que estudiar a lo largo de dos o tres años más», afirma Josep Juan Torres, que al mismo tiempo destacaba: «El primer día después del fin de la veda había centenares de barcos en su busca y al cabo de un par de días, como los iniciales no habían sido muy buenos, los lugares de pesca tradicional se quedaron con muy pocas embarcaciones».

Esto podría explicar la sensación de que la temporada ha sido mala, pero un profesional como el cofrade mayor de Formentera insistía en el tema aseverando que «este año las capturas han sido inferiores; no se trata de una percepción sino de una realidad, pero hay que comprender que esto pasa no sólo con el raor sino con otras especies que a veces generan un gran número de capturas y otros no, son los ciclos biológicos».

Finalmente cabe destacar que muchos pescadores dan una enorme importancia al desove ya que consideran que los peces cuando migran y se mueven es en esa época, la época de las capturas, y así se remiten desde a las truchas, los salmones, el atún o cualquier otra especie típica de aquí como los propios raors o los galls, serrans o sepias. «Cuando hay freza hay pesca», sentenciaba un viejo aficionado a la mar.