En urgencias nada es previsible. De la presión de una sala de espera repleta de pacientes se pasa a la quietud absoluta que, incluso, permite al personal sanitario darse un respiro en la sala de descanso. La reorganización de urgencias ha supuesto la apertura de Es Viver las 24 horas del día y hoy se cumple el primer mes de funcionamiento del Servicio de Urgencias de Atención Primaria (SUA) en Es Viver. El equipo está formado por doce personas, cuatro médicos, cuatro enfermeras y cuatro celadores, y un médico de refuerzo, sólo de 17 a 22 horas. Pero las noches, el turno formado por un médico, una enfermera y el celador se encarga de las urgencias. «Se te hacen un poco largas las noches, ya que en el hospital hay más gente, estás más acompañado y hay movimiento» confiesa Ricardo Alós, un médico veterano en las urgencias.

Sin embargo, la soledad no importa ya que el SUAP llevaba tiempo reivindicando quedarse por las noches en Es Viver y no tener que trasladarse, a partir de las 10 de la noche, a Can Misses.«Estamos en el sitio donde se tenía que estar. La población conoce el centro y es donde la gente acude siempre», asegura la coordinadora del SUAP, Lourdes del Sol.

La hora crítica es de las 20 horas a las 12 de la noche. Entre las cuatro y siete de la mañana pueden descansar. A las nueve acaba el turno del SUAP y el centro de salud empieza a recibir un trasiego de pacientes pero, en ocasiones, se han encontrado con una urgencia cuando están a punto de salir. «A mí me pasó que a las nueve menos cinco de la mañana entraron cuatro o cinco urgencias de golpe», recuerda Alós.