Nada más terminar su carrera de danza española en el Real Conservatorio de Madrid estas dos ibicencas tuvieron la gran suerte de ser seleccionadas por Antonio Márquez para entrar a formar parte en el cuerpo de baile de la compañía. Ellas se sienten muy afortunadas porque «no nos lo esperábamos y nos quedamos alucinadas. No nos lo creíamos».

Aunque han ido directas al trampolín de la danza, las cosas las han conseguido con mucho esfuerzo, trabajo y dedicación. Después de pasar por todas las disciplinas dancísticas existentes, «hemos agotado y probado todas las modalidades de la danza», comenta una de ellas, y trabajar muy duro día a día, han conseguido uno de sus sueños: entrar a formar parte de una compañía importante a nivel nacional e internacional. Ambas se consideran chicas trabajadoras y creen que «con constancia las cosas van llegando; parece que no, pero van llegando».

Para Rocío, que se decanta más por la danza española y su palo preferido son las alegrías, «la técnica se consigue con la constancia» y si no se trabaja el cuerpo, «llega un momento que no te responde». Ella se define más como una bailarina «más enérgica que agresiva, y también dulce». Su estilo como bailarina se parece más a la de la famosa bailaora Merche Esmeralda a la que se la conoce por ser muy elegante y delicada en sus movimientos.

Rocío, desde los dieciséis años «ya tenía muy claro que quería dedicarse a la danza» y consiguió su primera meta cuando la aceptaron en el conservatorio de Madrid donde para entrar hay unas pruebas muy duras y entra gente con unas características muy específicas. «Para mí ya fue un sueño porque a partir de ahí ya iba a poder formarme como bailarina profesionalmente». Ella, al contrario que su amiga y compañera Rocío, se define más como una bailaora de flamenco «muy expresiva y sintiendo siempre lo que bailo» y las bulerías son el palo del flamenco que más le gusta. En los tres últimos años, «como a mí me ha gustado coreografiar y hacer mis cositas, me presenté al certamen de coreografía que el conservatorio hace cada año, en el que me concedieron el primer premio».

Es tal su dedicación a la danza que no se conforman con ser bailarinas de la compañía de Antonio Márquez sino que sus aspiraciones van más lejos y ahora compaginan sus ensayos con el estudio de Pedagogía de la Danza Española, «para en un futuro tener algo más». Su próxima meta es seguir trabajando y aprender». C.V.