Las doce mamás que habitualmente acuden con sus hijos o hijas los lunes, miércoles y viernes a los cursos de natación especial para bebés que tienen lugar en la piscina municipal de Can Misses, acudieron ayer a su matutina sesión para que sus hijos pierdan el miedo y se familiaricen con el agua, ya que ésta es buena «para toda su musculación, su coordinación y para ponerse fuertes», comenta la profesora Arantxa. Así también lo cree Mar, la mamá de Emili, que dice que «es muy bueno para ella y le quita el miedo al mar. En un principio tenía un poco de miedo pero ahora ya es fantástico, lo hace todo y le encanta ir por debajo de la superficie».

El curso trata de enseñar a los papás y mamás como manejar a sus hijos en el agua, «sin miedo, sin tensión en las manos, relajados porque ellos tienden a sujetarlos en exceso y a poner cara de pena», comenta la profesora Arantxa, añadiendo después que «no van a aprender a nadar pero el bebé que es bueno y está relajado, colocándolo boca arriba se llega a conseguir que flote solito». Los bebés de meses e incluso los niños de un año y medio no tienen miedo al agua porque hasta esa edad no son conscientes de lo que hacen, pero sí lo tienen los padres.

Con estas clases se consigue que los niños paulatinamente vayan perdiéndole respeto al agua pero, como los papás tienden a sobreprotegerlos y el miedo a que les ocurra algo les paraliza, es Arantxa la que los coge mucho al comienzo del curso. El proceso de aprendizaje es una progresión que empieza con los bebés sentados en el bordillo, tocando el agua con los pies, llevándolos delante de ellos, echándoles un muñeco para motivarlos y que lo siga y tenga movimientos. Luego ya se van quitando apoyos, cogiéndolos tan sólo de la cabeza.

Arantxa, que es la profesora más veterana de la piscina de Can Misses, dice: «tengo bebés de cuatro meses hasta de dieciocho meses; el año pasado tuve uno de tres meses». El hecho de que unos meses después de nacer los pequeños ya tengan contacto con el agua no es nada extraordinario ni precipitado porque, según comenta la profesora, «los niños disfrutan en el agua igual que disfrutan en el embarazo dentro de la tripa, o lo hacen dentro de la bañera». El verano que viene seguro que ya estarán familiarizados.C.V.