Entre sus compromisosos competitivos de París y Londres, Carlos
Moyá decidió hacer una escala en Eivissa para disfrutar de un fin
de semana de relax en compañía de unos amigos.
El que fuera la única esperanza española en los cuartos de final
del torneo Roland Garrós 2004 cumplió con su cita veraniega en la
pitiusa mayor para bañarse en el Mediterráneo y disfrutar de unas
tardes plenas de sol.
Como no podía ser de otra manera, el tenista también se dejó
caer por la noche ibicenca visitando conocidos restaurantes y bares
de la isla de los que es habitual.
Próximo a enfrentarse a un nuevo desafío en el torneo de
Wimbledon 2004, el mallorquín afincado en Barcelona todavía dispone
de un par de semanas de entrenamiento y preparación que no dudó en
matizar con unas cortas vacaciones en las playas del
Mediterráneo.
Las legiones de seguidoras que le siguen por su físico se suman
a los éxitos deportivos del tenista que en los últimos años ha
llevado, junto a Alex Corretja, al tenis español a los más altos
niveles mundiales con su acceso a la final de Copa Davis así como
también con su ascenso en el año 1999 al número 1 del ranking de la
ATP, por delante de tenistas históricos como Pete Sampras o André
Agassi.
Sin embargo, fue a su llegada al primer puesto de la ATP cuando
su carrera sufrió un leve retroceso a causa de las lesiones.
En Roland Garrós, Moyá era el único superviviente español de los
28 tenistas que iniciaron el torneo pero volvió a patinar en
cuartos de final contra el argentino Guillermo Coria, dejando
desolados a los amantes de este deporte. L.Aversa
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