Lama Tsiltrum en el centro 'Kagyu' en el que ha impartido sus enseñanzas durante toda la semana.
El Budismo es una filosofía, una religión y una práctica. Se
diferencia de otras creencias porque los que han hecho de esta
religión su vida no creen en un Dios supremo sino «en el potencial
que tenemos todos los seres, incluso los animales, de despertar de
un estado fuera de todo sufrimiento; para desarrollar las
cualidades despiertas». Así lo explica 'Lama Tsultrim', una mujer
de origen francés que por quinto año visita la isla para
«transmitir» las enseñanzas de esta filosofía que llegó a Europa
hace tan sólo 25 años.
Como un científico que se retira a su laboratorio en busca de su
prueba irrefutable, así también Lama Tsiltrum ha dedicado siete
años de su vida a preparse en sus estudios «acerca del
funcionamiento de la mente y el espíritu», cuenta la lama, quien
hasta sus 18 años respondía al nombre de Genevieve Crastre. Una
identificación que dejó a un lado cuando decidió empezar su camino
junto a los Budas, «Comencé tomando los votos de monja hace 16 años
y un año después entré en un primer retiro de tres años y después
de un año de estudio me retiré otros tres años más», aislamientos
totales del mundo exterior que la lama califica de «nada fáciles»
pero que constituyen uno de los pilares de esta filosofía.
«La meditación es un método, un estudio enfocado a cambiar todas
las tendencias que pueden actuar sobre los demás y sobre nosotros
mismos. Su meta es la de transformar el egoísmo en altruismo y
diferenciar el amor verdadero del deseo».
A diferencia de otras religiones, el budismo carece de aquella
palabra escrita y única que sí guían a las religiones cristianas e
islámicas. Si bien en el Tibet es donde fueron reservadas las
enseñanzas que no se encuentran en otro monasterio budista del
mundo, esta filosofía recorre desde hace miles de años los países
que se encuentran en la zona del Himalaya.
Durante la invasión china al Tibet «estos conocimientos estuvieron
a punto de perderse, pero fue el gobierno de la India quien invitó
a los grandes lamas a su país, otorgándole un terreno en Deli para
construir un monasterio que ahora es el templo de 'Rumtek'. Y ésa
fue la misión del '16 Karmapa', el buda que ocupa un rango de
divinidad en la escala de los maestros budistas «porque es la
reencarnación número 16 de un ser iluminado que reencarna de vida
en vida y viene a la tierra sólo para ayudar a los demás».
Según Lama Tsultrim, los karmapas no pierden la conciencia de sus
otras vidas, «incluso antes de morir, algunos dejan dicho dónde van
a nacer» . Seres que son sabios para la religión y los encargados
de decirle a su madre que son la reencarnación de un
iluminado.
Lama Tsultrim llegó a la isla el pasado sábado para dar una
conferencia en el centro 'Hermes'. Ha impartido sus enseñanzas
durante toda la semana en el centro 'Kagyu', y hoy parte para
Formentera para continuar con sus clases de meditación y enseñanzas
acerca de 'La vacuidad', una teoría sobre la impermanencia de todos
los fenómenos. «La ley del cambio de las cosas y los sentimientos,
un movimiento incesante de esta ley universal que es imparable y
que trata acerca de las acciones y sus consecuencias». L.A.
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