Lo que para muchos aún está por llegar, el mayor volumen de trabajo
y faena, para las empresas dedicadas a la venta de uniformes y ropa
de trabajo ya ha pasado. «La venta de ropa y uniformes para hoteles
y restaurantes empieza para nosotros en noviembre que es cuando nos
dedicamos a atender las peticiones y necesidades de nuestros
clientes. Ahora, lo único que nos queda por hacer de todo el
proceso es la entrega de los uniformes a sus respectivos
destinatarios. Tenemos el almacén repleto a la espera de que en lo
que queda de mes y, sobre todo, en mayo la gente venga a recoger su
ropa de trabajo», explica Jaime Vidal, gerente de Texhotel, una
firma especializada en uniformar plantillas enteras de hoteles y
restaurantes así como también servicios técnicos o profesionales de
gremios como el de la mecánica, carpintería o electricidad.
Aunque a primera vista los uniformes puedan parecer elementos de
poca importancia tienen mucha más de lo que parece a primera vista.
Sirven de distintivo y para situar al personal de cada
establecimiento. «Lo más frecuente es que nuestros clientes busquen
la diferencia a través de los uniformes bien con el bordado o
estampación de sus logotipos, bien con una ropa personalizada»,
comenta Jaime acostumbrado a que cada vez se dé mayor importancia a
los uniformes.
«No todas las empresas quieren ir a la última pero hay muchas,
sobre todo cuando se trata de negocios y restaurantes pequeños, en
las que se hace un gran esfuerzo y se busca la diferenciación con
una tendencia que muchas veces roza erococó», asegura.
A pesar de que la ropa de trabajo va por detrás de la evolución
de la moda se mueve por tendencias. Esto lo saben perfectamente
Inge y Cristina, las dependientas de Texhotel. «Antes al delantal
no se le daba importancia y ahora, por el contrario, sirve para dar
un toque de distinción y elegancia a un camarero», explica Inge,
que ha visto crecer en los últimos meses la demanda de delantales
largos de estilo francés con o sin delantero y con múltiples
colocaciones y formas de bolsillos. «Una camisa de color caqui de
un uniforme de camarero se ha renovado gracias a un delantal de
color pistacho que le ha dado un toque de actualidad», añade Jaime
que también menciona los uniformes de corte rústico, con telas en
blanco y negro que recuerdan los grandes delantales y mandiles en
tonos negros y grises salpicados de rayas blancas de las abuelas.
Eva Estévez
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