Durante las fiestas de Pascua, cada lugar, región o país lleva a
sus mesas sus dulces tradicionales constitutivos de un símbolo
inalterable de transmisión cultural y generacional. Un momento para
los amigos y la familia, en los que la tarde del domingo suele
estar dedicada a saborear las delicias del lugar.
Es en Eivissa donde eflaó con su sencilla pero sabrosísima
composición continúa siendo la estrella de la Semana Santa pitiusa
gustando a locales y turistas. Así lo cuenta la encargada de la
pastelería Marí Vadell quien agrega las magdalenas de mazapan
ibicencas a la fama de flaó .
Las elaboraciones saladas también tienen su espacio de tradición
y son las empanadas de carne y pimientos las que encabezan las
preferencias de estos días, junto con la coca y ecucarroi.
Costumbres que también llegan a Eivissa desde el resto de las
islas Balears y es desde Palma de Mallorca desde donde la
'Pastelería Bonanza' y su creador Toni, llegaron hace 25 años para
compartir las costumbres de este saber hacer. Es así como la
empanada de carne de cordero es histórica en la isla vecina y en un
día como hoy pero hace mucho, mucho tiempo «se solían juntar las
familias para preparar alrededor de cien empanadas que comían
durante toda la semana».
Otro postre mallorquín que también se encuentra en Eivissa es el
postre típico rubiols compuesto por una masa quebrada y rellenos de
requesón, mermelada, crema o cabello de ángel. Los crespeis es otra
de sus costumbres pero que tiene como actores principales a los más
pequeños debido a que se trata de galletas dulces hechas con
diferentes figuras de animales entre las que se pueden encontrar
peces, cerditos o gallinas.
Tradiciones que llegan desde diferentes regiones cercanas, tanto
geográfica como idiomáticamente, y que se suman a las costumbres
arraigadas. Es así como desde Cataluña, las 'Monas de Pascua'
también se exhiben en las pastelerías de por aquí con sus grandes
formas de animales hechas en puro chocolate negro que sobre la masa
de la tarta invitan a compartir.
La tradición se mantiene en tiempos de globalización en los que
los productos y las gastronomías se vinculan y fusionan para
compartir y respetar las costumbres de los otros. Un colorido
cultural que describe a Eivissa en su tradición de dar la
bienvenida a conocimientos extraños, nuevos y muy sabrosos.
L.A.
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