Elsa, una cubana de 30 años afincada en Eivissa, Emilia, que ha
cumplido los 38 y Antonia, de tan sólo 17, son tres de las alumnas
que han participado en el curso de peluquería de la escuela de
estética Nancy que ayer se clausuraba con una pequeña celebración
en una de las aulas donde hace pocos días todas ellas se
examinaban.
En total, 14 aprendices de peluqueras han participado en unas
clases que se han prolongado durante cuatro meses y en las que han
complementado la teoría con la práctica. El curso está
subvencionado por el Fondo Social Europeo y el Estado Español y
está incluido en el denominado Plan FIP (Formación e Inserción
Profesional), que permite a personas en situación de desempleo y
que hayan cumplido los 16 años acceder gratuitamente a estas
clases. Durante estos meses la rutina de Elsa, Emilia y Antonia ha
sido la de levantarse a las ocho de la mañana para llegar a la
escuela, situada en el centro de Eivissa, una hora después. Allí
les esperaban el resto de sus compañeras y Nuria Huguet, la
profesora que hasta las dos de la tarde se encargaba de dirigir al
grupo. «Todo ha funcionado muy bien y prácticamente todas han
aprobado», comentaba Nuria.
Con este primer módulo de 375 horas las alumnas aprenden a
conocer el equipo y el material del salón, a lavar y tratar el
cabello y a marcar y peinar utilizando de modelo los maniquíes de
peluquería con los que realizan las primeras prácticas. En este
módulo no llegan a cortar porque esa parte del temario se incluye
en el segundo curso, que empezará el 19 de abril, pero sí practican
haciéndose recogidos entre ellas mismas o peinando a algún
familiar. «Hemos aprendido mucho y nos hemos divertido porque ha
habido mucho compañerismo entre nosotras», comentaba Elsa. Emilia
siempre había trabajado en hoteles aunquele llamaba la atención
todo lo relacionado con la peluquería. «Es ahora, al tener más
tiempo libre, cuando por fin me he decidido apuntarme», decía ayer.
El sueño de casi todas ellas sería llegar a montar su propio
negocio, aunque saben que se trata de una meta muy difícil de
alcanzar. La mayoría continuarán con sus estudios en Nancy. Ese es
el caso de Antonia, que después de decidir que no quería continuar
con los estudios de bachillerato y de haber hecho sus pinitos en la
peluquería de su tía se inscribió en el curso «casi por
casualidad».
Durante mucho tiempo la escuela de estética Nancy ha sido la
única que existía en Eivissa y por ella han pasado personas de
todas las edades que han encontrado en la peluquería o en el
aprendizaje de otros servicios estéticos (masajes,manicura,
pedicura, depilación o tratamientos faciales) una salida
profesional inesperada. Su fundadora, Esperanza Moreno, abrió las
primeras instalaciones en Madrid hace casi cuarenta años, pero no
fue hasta 1987 cuando la empresa estrenó sede en Eivissa. «La
docencia es muy agradecida -señalaba Esperanza Moreno-, y además
ahora la realidad es que hay muchas chicas que no quieren estudiar
y estos cursos pueden ser una buena salida para ellas».
Una vez que los alumnos consiguen un certificado profesional,
buscan fuera una salida profesional, aunque siempre hay algunos,
como es el caso de Toni, uno de los peluqueros de la escuela, que
se quedan en la casa donde aprendieron la profesión. Sara
Yturriaga
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