La Plataforma contra la autopista de Sant Antoni logró ayer «un
éxito rotundo» al convocar a 200 vehículos a la caravana de
protesta contra la ampliación de la carretera. Coches, bicicletas,
motocicletas y hasta un quad salieron del bar «El Cruce» de Sant
Rafel a las 11,20 en procesión hasta Sant Antoni, donde dieron la
vuelta a la rotonda «del huevo» camino a Eivissa, donde llegaron
hasta la rotonda de Juan XXIII. Allí retornaron hasta Sant Rafel,
localidad a la que llegaron a las 12,50 horas. Durante todo el
recorrido se pudieron ver decenas de pancartas y pintadas a ambos
lados de la carretera con lemas en contra de la ampliación y,
también, algún que otro «Sí a la autopista», aislado.
La caravana logró su objetivo, ralentizar el tráfico a modo de
protesta. La velocidad de la marcha no superó los 40 kilómetros por
hora y en ningún momento, salvo en las incorporaciones iniciales,
se paró por completo la circulación. Los coches de la comitiva se
fueron mezclando a lo largo del camino con vehículos de conductores
que nada tenían que ver con la protesta. Algunos les apoyaron
tocando el claxon y aplaudiendo, pero, otros, los que tenían prisa
por motivos personales o laborales o simplemente no estaban de
acuerdo con la causa, miraban con mala cara a los conductores de la
Plataforma y les intentaban adelantar a la mínima oportunidad. Los
organizadores pidieron disculpas públicamente a las personas que se
pueden haber visto afectadas pero aseguraron que habían hecho un
esfuerzo para no crear demasiados problemas.
Uno de los portavoces de la comitiva, Pep Marí, aseguró que se
llegaron a formar caravanas de 6 kilómetros de largo en la
carretera.
La ausencia de cualquier tipo de control o vigilancia por parte
de las fuerzas del orden fue otro de los hechos llamativos de la
marcha ya que anteayer, la directora insular de la Administración
del Estado en las Pitiüses, Marienna Sánchez-Jáuregi, aseguró que
habría un dispositivo de seguridad para evitar altercados y que
disolverían la concentración en el caso de que la caravana
colapsase la carretera. A lo largo de todo el recorrido sólo se
vieron dos coches de la Guardia Civil circulando y sin prestar
ninguna atención al discurso de la comitiva.
La Plataforma no solicitó permiso para realizar la marcha porque
entendieron que era «legítima» porque no iban a obstruir el tráfico
sino «simplemente a circular por la vía a modo de protesta».
La valoración de la organización fue «muy buena», según Pep
Marí, que destacó que no había habido incidentes y añadió que
esperan que tanto el Consell Insular, como el Govern y el gobierno
central en funciones «tomen nota de la amplia oposición popular que
hay contra este proyecto». «El gobierno en funciones -añadió- está
firmando y enviando el convenio de carreteras cuando dentro de una
semana ya no mandan», criticaron.
Los organizadores y los participantes, entusiasmados con la
buena acogida de la iniciativa, evitaron hablar de retenciones,
caos o atascos y reiteraron que era una «marcha lenta».
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