Nacido en un pueblo bereber, Amar Sundy ha demostrado ser un experimentado guitarrista. Fotos: R. MARTÍNEZ

Cuando todavía vivía en el desierto del Sahara poco se podía imaginar que acabaría conociendo a músicos de la talla de B.B King, Albert King, James Cotton, Taj Majal o Lucky Peterson. Amar Sundy es un guitarrista de origen tuareg que cierto día se sintió cautivado por la música blues, estilo en el que fue profundizando poco a poco y al que ahora rinde un homenaje con su cuarto disco, «One more time», que saldrá a la venta dentro de dos meses.
Esta semana se encuentra en Eivissa, a donde ha sido invitado por Esteban Cabezos, un músico afincado en la isla y líder de la Steel Blues Band, con el que ya había colaborado en anteriores ocasiones. El domingo pasado actuó en el Guaraná y antes de volver a París, donde actualmente reside, ofrecerá tres conciertos más.
Nacido en el sur de Argelia, en Hoggar, se trasladó con su familia a Francia en plena niñez y fue allí donde descubrió el blues. «Empecé a escuchar música americana y a tocar la guitarra y llegué al blues -rememora-; después estudié en EE.UU y tocando con los bluesman conocí toda la música negra hasta volver a mis raíces, llegando a conseguir una fusión entre los sonidos africanos y los del blues». Al hablar de este estilo Sundy transmite emoción, casi la misma que siente él al tocar. «Me di cuenta de que e blues me hacía sentir bien y de que me servía para comunicar vida», dice.
En sus composiciones utiliza el inglés, el francés, el tuareg y el saharaui, demostrando que todas esas lenguas son igualmente válidas para el blues, un estilo del que no cree que desprenda un sentimiento de tristeza. «¿A mí me ves triste?, es una música de esperanza, un llanto de vida; con el blues es imposible mentir porque viene del corazón y no de la cabeza».

Como él mismo explica, nunca decidió, conscientemente, dedicarse a un estilo determinado, sino que fue la música del sur de EE.UU la que le «tocó». «El blues es la madre de toda la música, la base sobre la que se constituye el resto». «L'omme bleu» fue su primer trabajo, al que le siguió «Hoggar Chicago-Paris», en el que hacía referencia a sus trayectos entre estas ciudades, y «Bluesman Tuareg». Próximamente lanzará al mercado «One more time», un disco del que avanza que tendrá «más guitarra y estará mucho más cerca de las raíces del blues americano, aunque no dejará de tener reminiscencias étnicas propias de mi cultura». Será una especie de tributo a todas las grandes figuras con las que ha trabajado y para las que sólo tiene palabras de admiración. «Todos son grandes hombres, muy profesionales, sencillos y además muy modernos, nada que ver con la típica imagen que se tiene debluesman», asegura.
Cada cierto tiempo siente la necesidad de volver a Hoggar, junto a los suyos. «Llego allí y me doy cuenta de que cosas tan sencillas para nosotros como un reloj allí no tienen importancia -afirma-, todo es diferente, la luz, los colores, hasta los olores». Sara Yturriaga