La interconexión entre las desaladoras de Eivissa y Sant Antoni ha contribuido a la mejora de la calidad del agua.

M. ALVITE/G. ROMANÍ
Los últimos muestreos realizados por la empresa Aqualia permiten constatar que la calidad del agua en el municipio de Eivissa ha mejorado sustancialmente en los últimos meses ya que se ha reducido notablemente su contenido en sales. Las cifras demuestran una evolución claramente a la baja del nivel de cloruros desde mayo de 2003, en el que se registraron 1.643 miligramos de cloruro por litro de agua, hasta el pasado diciembre, en el que la cantidad descendió hasta aproximadamente 464 mg/ l CL. A pesar de esta mejora sustancial, Eivissa, al igual que el resto de municipios de la isla, no cumple con los parámetros recomendados que están en torno a los 250 mg/l CL.

El concejal de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Eivissa, Juan Rubio, explicó ayer que el factor que ha influido de forma determinante «en la bajada espectacular del nivel de cloruros ha sido la interconexión de la desaladora de Eivissa con la de Sant Antoni». De hecho, esta actuación se dejó notar ya en agosto, el primer mes que entró en funcionamiento la interconexión, reduciéndose la cantidad de cloruros por debajo de las cifras registradas en mayo, a pesar de ser plena temporada alta. La interconexión supuso poder incrementar la cantidad suministrada por Eivissa, que ronda los 10.500 m/día hasta cerca de 12.500 m/día.

En el mes de julio los niveles de cloruro se dispararon hasta 2.755 mg/l CL debido a las averías que se registraron en los pozos de la desaladora de Eivissa. El arreglo de este problema y el hecho de estar en temporada baja son también elementos que influyen en la mejora de la calidad del agua. Rubio recalcó que «a pesar de que los niveles obtenidos son bastantes satisfactorios, el objetivo es conseguir llegar a los 250 mg/l CL recomendados». Según el edil, aproximadamente el 29 por ciento del agua que se consume al año en el municipio procede de los acuíferos mientras que el resto es de la desaladora. «Generalmente se tira más de desaladora para mejorar la calidad del agua y dejar que los acuíferos se recuperen», explicó. En invierno la cantidad del agua que procede de los pozos se reduce muy por debajo de la media del 29%.