La soprepoblación de gaviotas que ha colonizado los vertederos y los núcleos urbanos supone la plaga animal más importante que asola a las Pitiüses. El crecimiento de la colonia de gaviota común, conocida como patiamarilla, aumenta considerablemente cada año, por lo que, según el presidente del Grup d'Estudis de la Naturalesa (GEN), Joan Carles Palerm, biólogo de profesión, sería necesario eliminar anualmente el 50 por ciento de la misma.

La Conselleria de Medi Ambient lleva a cabo desde hace años una campaña para reducir esta plaga mediante la punción de los huevos que ponen las gaviotas en los islotes. De todos modos, esta actuación no es suficiente para contener la sobrepoblación existente. «Es un parche», dice Palerm. Para el biólogo del GEN, la solución definitiva pasa por la gestión eficaz de los residuos y la puesta en marcha del nuevo sistema de tratamiento de la basura en el vertedero de manera que las gaviotas no obtengan alimento con tanta facilidad.

Cada gaviota, explica Palerm, pone cada año cuatro huevos pero, en condiciones normales, es decir si sólo se dedicasen a la pesca, sólo la mitad de las crías saldrían adelante. Pero no es así. La gaviota común también es carroñera, y, con el tiempo, ha colonizado el espacio terrestre en busca de manutención, donde lo ha encontrado en abundancia, especialmente en los núcleos urbanos y en el vertedero. Ello permite a sacar adelante todas las crías.

Estas aves provocan muchas molestias a los ciudadanos. Pueden incluso llegar a lanzarse sobre una persona para obtener algo que llevarse a la boca, aparte de la suciedad que dejan a su paso. Muchas gaviotas duermen en los estanques de ses Salines, muy cerca del aeropuerto, por lo que también suponen una amenaza para la seguridad del vuelo de los aviones. La gaviota común amenazó hace unos años con la desaparición de otra especie: la gaviota de 'pico rojo' (gaviota de audouin), que vive exclusivamente de la pesca. El excesivo aumento de la población de gaviotas comunes desplazó a la de pico rojo, hasta el punto de ponerla en peligro de extinción. La situación hace 30 años fue dramática, con la supervivencia de sólo 2.000-3.000 parejas en todo el mundo.