En España sólo existe una discoteca autorizada con el nombre El Divino que es la de Eivissa.

En España sólo existe una discoteca autorizada con el nombre El Divino que es la de Eivissa.

11/11/03 0:00
TW0

La última de las imitaciones de las que han tenido noticia los responsables de esta conocida sala situada en el puerto deportivo de Ibiza Nueva está situada nada más y nada menos que al otro lado del Atlántico, concretamente en Ecuador donde el pasado 30 de octubre se inauguró el Tour El Divino Ibiza 2003-2004 que, presumiblemente, pretende recorrer las principales discotecas de este país. «No es la primera vez que nos pasa algo así», comenta Víctor Agudo, administrador de El Divino, quien piensa que detrás de esta supuesta gira de El Divino que no cuenta con el consentimiento de sus responsables está el dj residente de la sala Paul Stevens, una de las figuras principales y atractivos de dicha gira que arrancó en Guayaquil. «Aún no lo tenemos muy claro, tendremos que hablar con Paul Stevens para enterarnos con detalle de cómo está utilizando nuestro nombre e imagen y luego decidir si hacemos algo al respecto», añade Agudo, quien explica que para la discoteca de Ibiza Nueva ésta no sería la primera denuncia.

Nosotros hemos abierto El Divino en Suiza y Austria y estamos estudiando la posibilidad de expansionarnos y abrir también un local en Inglaterra y otro en Alemania, país en el que sí hicimos una gira autorizada el año pasado. Pero lo de Ecuador nos ha pillado por sorpresa», comenta el administrador de esta sala.
Víctor Agudo explica que los problemas con la autorización ilegal del nombre e imagen de la discoteca también son frecuentes en nuestro país. «Tenemos los derechos del nombre que está patentado en todo el mundo pero a pesar de ello existen locales en Madrid, Baqueira Beret, Santander y Albacete que utilizan nuestra denominación y , a excepción del local del Madrid, el logotipo e imagen de nuestra discoteca», señala Víctor Agudo, quien comenta que este uso ilegal de la denominación de la discoteca puede resultar perjudicial. «No sabemos de qué se trata y cómo se usa nuestra imagen», puntualiza. E.E.