Cada vez son más los residentes y los turistas que utilizan las
líneas marítimas para viajar a las Pitiüses. El incremento de las
frecuencias y la incorporación de barcos rápidos a las líneas con
la península ha contribuido al alza de los servicios marítimos. Sin
embargo, el incremento de actividad también se ha visto acompañado
de un aumento de quejas.
El Govern ha recibido hasta la fecha una veintena de denuncias
referidas a transporte marítimo. El usuario se encuentra, por
ejemplo, con que le han cambiando el barco contratado por otro de
características inferiores, o con sorpresivas anulaciones de
trayectos en el último momento, incluso con deficiencias en la
prestación de los servicios y daños en los vehículos embarcados.
Los horarios que no concuerdan con lo contratado también han sido
objeto de denuncia.
Por su parte, la Unión de Consumidores de Eivissa (UCE) asegura
que la mayor parte de las quejas que le hacen llegar los usuarios
se refieren a deficiencias en la estación marítima, que apenas
cuenta con servicios y comodidades.
El acceso a los barcos desde el muelle resulta difícil porque la
mayor parte de estos buques tienen unas escaleras muy empinadas
para llegar a la cubierta y a los salones. «A muchas personas se
les hace realmente incómodo subir por estos accesos y más con las
maletas» , dice el portavoz de la UCE, Carlos Salinas, que añade
que este hecho se solucionaría si los barcos ofreciesen algún
sistema elevador o si la estación marítima contase con accesos
directos al barco, como los que hay en los aeropuertos para subir a
los aviones (fingers). Este servicio se ofrece en otras estaciones
marítimas españolas.
Salinas asegura, además, que lo que ocurre en el puerto de
Eivissa cada mes de agosto es «tercermundista». Argumenta que
«aunque se tarda dos horas en viajar de Denia a Eivissa, hay que
sumar otra hora para poder salir del barco, ya que la cola de
coches que sale de las bodegas coincide con el tráfico intenso de
Eivissa». Los turistas se quejan porque en muchas ocasiones «se
quedan bloqueados dentro del barco». Para Salinas este año ha sido
especialmente caótico. «No se puede seguir mezclando en la misma
parte del puerto la salida de carga y de pasajeros», asegura.
Otra de las quejas frecuentes entre los usuarios de Baleària es
que hay viajeros que entran en los salones de butacas con animales
como perros y gatos en jaulas y que, una vez que se ha salido del
puerto, los sacan y los pasean por dentro del barco. «O bien los
barcos habilitan una zona específica para esto o debería estar
totalmente prohibido sacar a los animales», remarca.
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