Un paréntesis en la ciudad

Es una cala muy socorrida para todos aquellos que tienen un rato libre y deciden escaparse a tomar el sol, darse un baño o disfrutar del ambiente joven y con ganas de fiesta que visita frecuentemente este pequeño rincón. Los visitantes son en su mayoria turistas alemanes y británicos que acuden atraídos por su cercanía de la ciudad y de los locales de moda que se ubican en sus alrededores.

Sus dimensiones son unos cuarenta metros de longitud por 30 de ancho. Esta cala es una de las que se regenaron trayendo arena de los fondos submarinos. Por eso, hoy en día está cubierta de arenas blanquecinas de tipo medio.

Los fondos son también arenosos y poco fértiles. La pendiente es bastante notable a medida que aumenta la profundidad.

A pesar de ser una playa masificada donde es dificil encontrar sitio, está bastante cuidada. El agua está limpia y clara, ya que suele estar en constante movimiento. En las rocas de las inmediaciones hay más tranquilidad. Por ahí se puede ir andando a Cala Gració.

En Caló des Moro se pueden practicar todo tipo de deportes acuáticos. Uno de los entretenimientos favoritos de los bañistas es dejarse llevar por las olas en una colchoneta hinchable. También alquilan velomares, ideales para disfrutar de la puesta de sol a última hora de la tarde, mecidos por el suave oleaje. Otra estupenda opción para los más intrépidos es subirse a la salchicha flotante que es arrastrada mar adentro a gran velocidad.

Dispone de multitud de servicios, ya que la ciudad esta a un paso. Restaurantes, tiendas de souvenirs...

Lo que más atrae a la mayoría de los jóvenes que la frecuentan es la proximidad con los clubs de la zona. Café del Mar, Coastline Café y los demás centros de reunión obligados para todos aquellos que quieran vivir las puestas de sol de un modo diferente y, sin lugar a dudas, único.

S. M. Debelius