A las cuatro de la tarde de ayer abandonaba la Políclínica Nuestra
Señora del Rosario de Eivissa una madre radiante llamada Verónica
Blume, y lo hacía en compañia de su compañero Pierre y de su primer
hijo. Hacía tan sólo 24 horas que se había puesto de parto. «Es el
momento más feliz de mi vida», aseguró la guapísima y joven madre,
quien en todo momento desbordó simpatía y se mostró accesible y
dispuesta a hacer la presentación de su hijo en sociedad.
Tal y como ella lo deseaba el alumbramiento se desarrolló de la
manera más natural posible y la actriz no quiso epidural. Al
abandonar la clínica explicó que es así como su madre la había
tenido a ella y a sus hermanos y que por eso había querido hacerlo
de la misma manera. Para ser madre primeriza el parto fue fácil y
rápido y ella contó en todo momento con el apoyo de Pierre. En la
madrugada del sábado comenzaron los dolores y Blume, que enseguida
tuvo muy claro, como ella misma comentaba ayer, que el momento
había llegado, se dirigió a la clínica.
Sonriente, aunque cansada, la modelo dijo que durante los
próximos días aprovechará para descansar junto a su hijo y su
compañero. Uno de sus hermanos ya había llegado ayer a Eivissa y
hoy lo hará su madre, quien tampoco quiere perderse este momento
tan importante. Blume también comentó que había recibido las
llamadas de muchas de sus amigas en la profesión.
Los padres anunciaron que el niño se llamará Liam porque buscaban
«un nombre que fuera fácil de pronunciar en diferentes idiomas»
porque el padre es belga, pero Verónica también tiene familia
alemana. La modelo ha sido vista por la isla durante todo el
embarazo. R.D.
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