El 'rumba-hop' o el 'jijop' hace retumbar la isla en pleno mes de julio. Los componentes del grupo Ojos de Brujo, que apareció en la escena musical presentando un apetecible flamenco fusionado, ha ido caldeando el ambiente con diferentes actuaciones en los locales nocturnos de Eivissa. Pero será mañana por la noche cuando desplieguen todo su potencial en el restaurante y sala de fiestas Gala Night, en Sant Antoni.

Nunca hasta ahora habían viajado a la isla, pero ahora lo hacen organizando un concierto poco convencional, un encuentro que ofrece mucho más que las diez canciones del álbum que les ha consagrado, «Barí». «Desde el principio hemos buscado que sea más que un concierto, también hay proyecciones, la música de discjockeys que forman parte de la banda, o incluso a alguien que se pone a pintar graffitis en directo», explica Juanlu, bajista y uno de los responsables, junto al guitarrista Ramón, de que el grupo naciese en las interminables jam sessions organizadas en la Ciudad Condal. «Creo que la música no tiene por qué ir separada del resto de las artes», apostilla Marina, apodada 'La Canillas' y responsable de dar forma a las letras con su sugerente voz. Actualmente forman parte de la banda diez músicos además de varios técnicos, proyeccionistas y el manager. Viajan y conviven como si se tratase de una familia numerosa en la que cada uno aporta un estilo y una cultura propia.

La historia de Ojos de Brujo historia comienza a escribirse en el año 1990 y en ella hay capítulos más difíciles, como el momento en que deciden abandonar la discográfica que apoyó su primer disco, «Vengue», para autogestionarse ellos mismos a través del sello 'La Fábrica de Colores'. Pero también hay momentos de gran satisfacción, como el que viven actualmente. «A nivel musical estamos muy contentos porque el disco ha tenido muy buena acogida, pero también es cierto que hemos engañado a mucha gente para que pusiera dinero y poder autogestionarnos y eso te obliga a currar más», comenta el percusionista Xavi Turull con un tono que delata sentido del humor pero también un alto grado de responsabilidad hacia el público y todos los que han confiado en su proyecto.

En Eivissa se han hospedado en el hotel Sa Plana, cerca de Aigües Blanques. El día de la entrevista se levantan, como buenos músicos, a la hora de comer y, mientras Marina se da un baño, los niños que les acompañan también en los viajes, juegan bajo la atenta mirada de sus padres.

Es difícil reunir a todo el grupo para la entrevista; pero a pesar de la ausencia de Ramón o Dj Panko, entre otros, Xavi, Juanlu y Marina se convierten durante media hora en portavoces de la de la banda. «En cierta manera 'Barí' es un primer disco porque el anterior se basó en colaboraciones (como la de Muñeco, de Amparanoia, o Dani y Beto, de Macaco) y éste está más definido», explica Juanlu. Un proceso de madurez que les ha servido para llegar a mercados tan dispares como el de Nueva Zelanda, Japón u Holanda, lo que no deja de sorprenderles.

Aunque «Barí» (que en caló significa algo así como joyita que desaparece cuando la tocas) sólo tiene un año de vida, el grupo trabaja continuamente en nuevas canciones y también modifican las ya editadas. «Normalmente no llevamos el tema 'tal cual' al concierto; lo cambiamos mucho y eso me parece muy bonito», apunta la cantante, una mujer que nunca había pensado que llegaría a vivir de la música y que antes de cruzarse con el grupo presentaba en Valencia el espectáculo multidisciplinar 'Esto no es una invitación a que me violes'. Por su parte, Xavi formó parte del grupo ya disuelto 'Amalgama' y trabajó como «mercenario» para Ketama, Estopa o Rocío Jurado; mientras, Juanlu y Ramón creaban maquetas sin parar, sentando la base, sin saberlo, de Ojos de Brujo, un grupo con mucho que decir. S. Yturriaga