Roberto Gasca Torres dirige desde hace cinco años Rgascat, una
compañía con sede en Madrid que presenta espectaculares números
circenses allí donde se les requiera, aunque desde hace dos años
pasan la temporada de verano en Eivissa. Congresos, fiestas
privadas, teatro, eventos deportivos, un anuncio reciente de Emidio
Tucci o las noches interminables en la discoteca Privilege son
algunos de los contratos profesionales que han tenido en estos
años. «Las discotecas han descubierto el arte circense y lo están
incluyendo en su oferta», confirma Roberto.
Once de los catorce integrantes de la formación son cubanos, la
mayoría recién graduados en la Empresa Nacional de Artes Circenses
y Variedades de La Habana (Cuba).
Después de cuatro cursos recibiendo una completa formación y con
tan sólo 20 años de edad los más jóvenes, han abandonado su tierra
natal para sumarse a la aventura de Roberto Gasca, quien también
empezó en la reconocida escuela cubana pero fijó su residencia en
España después de viajar a Marbella con el espectáculo Tropicana de
Cuba.
La disciplina sigue siendo en España dura y constante; los
ensayos son diarios y se cuida el detalle hasta rozar la
perfección. «No alcanzamos la magnitud del Cirque du Soleil pero
nos acercamos a ese estilo, más alejado del circo convencional que
existe en Europa y mucho más fluido», explica Roberto Gasca. El
dominio que muestran sobre el escenario de Privilege, sobre todo
durante la fiesta Manumission, ha corrido de boca en boca y el
grupo se muestra muy satisfecho con la experiencia de actuar ante
miles de personas. «Al principio cuesta acostumbrarse porque
normalmente actuábamos ante un público sentado, sin la música tan
alta y sin tanto humo- comenta Roberto -, pero esto nos ha ayudado
a pulirnos en algunos aspectos, a concentrarnos en cualquier
circunstancia o estar preparados ante imprevistos técnicos». En el
interior de una discoteca de las magnitudes de la de Privilege es
necesario adaptar los números. «Lo que presentamos aquí no es
exactamente lo que nosotros desarrollamos», especifica el
director.
Roberto se encarga de preparar la coreografía con la ayuda de
María Josefa, otra de las más veteranas de grupo. Una vez lista el
resto del grupo, en el que también también trabajan tres españoles,
se compromete a tener listo el número para cuando llegue la
noche.
Daimar, Janeire o Rocky San Juan son algunos de los artistas que se
suben al escenario y sin dudarlo realizan acrobacias, equilibrios o
malabares. Daimar tiene un aspecto dulce y inocente, y por eso
sorprende tanto verla hacer equilibrios con todo su peso sobre una
mano; empezó a dar clases a los cinco años, hace dos años se graduó
en el circo de Cuba y asegura que disfruta «conociendo tantos
lugares diferentes del mundo». Janeire trabaja en Rgascat desde que
la compañía empezó a funcionar y aprovecha esta entrevista para
subrayar que Roberto le enseñó casi todo lo que sabe. Algunos se
introdujeron en el mundo del circo por casualidad, pero otros, como
Rocky San Juan, de tan sólo 20 años, lo llevan en la sangre.
«Muchos de mis familiares trabajan en el circo allí en Cuba», dice.
Durante el próximo invierno este grupo de artistas espera realizar
su primera gira por España.Sara Yturriaga
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