De todos modos, las organizaciones agrarias ASAJA y Unió de
Pagesos (UP) de Balears expresaron ayer su insatisfacción por la
nueva política agraria europea, según informa Efe, porque ésta
supondrá que el campo balear deje de ingresar dos millones anuales
procedentes de los fondos europeos.
En sendos comunicados, las dos asociaciones agrarias manifiestan
su desacuerdo con la norma aprobada aunque en distinto grado, ya
que mientras ASAJA considera que aún hubiera sido peor la propuesta
inicial del comisario Franz Fischler, UP opina que «han ganado las
propuestas más liberales» del responsable de Agricultura de la
UE.
Para UP, el hecho de que haya prosperado la idea de desvincular
las ayudas comunitarias a la producción es «totalmente negativo
para los profesionales de la agricultura, ya que no será necesario
producir para recibir subvenciones y, por tanto, favorecerá la
especulación». La entidad agraria critica asimismo que la reforma
acordada permite que los Estados miembros puedan vincular las
ayudas a la producción parcialmente, lo que supone «pasarles la
responsabilidad y que tengan que negociar con las diferentes
autonomías y sectores. Eso implicará un caos para el sector agrario
español». Echa en cara igualmente el recorte del 3 por ciento de
las ayudas directas a partir de 2005 y de un 5 por ciento dos años
más tarde. Todo ello hace que la reforma abra «un gran interrogante
para el futuro de los profesionales de la actividad agraria» y que
las consecuencias a medio y largo plazo puedan ser nefastas». ASAJA
advierte de los efectos que tendrán la modulación y el
desacoplamiento de las ayudas en el cultivo de cereales y en la
producción de ovino, caprino y vacuno. Además, recuerda que la
situación idónea para el sector de frutos secos en Balears hubiera
consistido en una ayuda de cerca de 300 euros por hectárea, si bien
se congratula de que se mantengan las subvenciones actuales.
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