El trapicheo pone al límite la paciencia de los comercios de la calle Pou

«Se vive en una situación de peligro constante diario», afirman los vecinos que, aunque son los primeros afectados «también se está repercutiendo de manera negativa en el turismo». El grado de permisividad y falta de vigilancia es tal que incluso se han dado situaciones en las que los «camellos» utilizan las banquetas de los puestos para depositar pastillas mientras realizan una operación de venta.

Los comerciantes son claros al reclamar al Ayuntamiento que coloque policías en la zona, «al menos dos», dado que, de lo contrario, la situación se volverá cada vez más insostenible. Han enviado al Consistorio una carta con unas treinta firmas solicitando una solución a este problema.

Además se han dirigido a la Dirección Insular de la Administración del Estado para que les reciba y poder exponerle el problema directamente. Hasta el momento no han recibido respuesta a la petición de cita.

«La gente está arriesgando la vida para ganarse el sustento y no están dispuestos a seguir así», sentencia la portavoz.

Los comerciantes están indignados porque, por una parte, «tienen que cumplir con sus obligaciones como ciudadanos» y, por otro lado, «no reciben ni los servicios ni las prestaciones que esto supone». Así, apuntan que no sólo el trapicheo es el problema, sino que también han detectado que la limpieza intensiva de la zona «brilla por su ausencia», ya que el pavimento suele estar «pegajoso», precisamente por el incivismo de las personas que se colocan allí a trapichear.