En casa de Manuel Castillo, concretamente en el garaje, cada año nacen por esta época unas 200 críasde canarios de canto, de postura y de especies exóticas. Este conquense forma parte de la Asociación Ornitológica de Eivissa y Formentera y se reconoce como un auténtico enamorado de los pájaros, a quienes dedica varias horas cada día. Castillo ha convertido ese espacio de su casa en el hábitat perfecto para que vivan y se reproduzcan un centenar de parejas de canarios, además de un número similar de palomas.
Aproximadamente, a partir del 19 de marzo (aunque las especies exóticas se reproducen en Navidad), comienza el proceso de procreación y con él un ritual lleno de sorpresas para quienes desconocen este mundo.

«Este no ha sido un buen año y no sé por qué», se lamenta Castillo, aunque sospecha que las bajas temperaturas que se alcanzaron a finales de marzo han tenido mucho que ver. Pero al margen de los imprevistos climatológicos, cada una de las diez especies que mantiene tiene sus particularidades. «El cardenalito es el rey de los canarios -explica señalando un diminuto pájaro de vivaces colores -pero es muy difícil conseguir que se reproduzca porque son muy celosos y a menudo se acaban comiendo sus propias crías».
Al igual que les ocurre a los humanos, hay parejas que no terminan de congeniar; es lo que les ha ocurrido a dos diamantes de guold, que llevan meses mirándose con indiferencia mientras el resto prácticamente ha completado el proceso de cortejo y fecundación.
En una zona apartada Manuel Castillo mantiene a las nueve parejas de jilgueros y canarios que fecundarán las crías mixtas, las más preciadas por la calidad de su canto. «Si los mantengo separados es para que no cojan el mismo estilo de canto que el resto», explica.

Manuel suele pasar muchas horas sentado en el garaje, observando cómo las parejas se cortejan o juegan con la fuente que él mismo les ha instalado. «Para cortejarse se dan de comer el uno al otro, y la pareja de ruficardas se sitúa sobre el palo, uno junto al otro, y el macho comienza a dar s saltos hasta que la hembra le hace caso», relata.
Castillo vende muchas de las crías y así puede permitirse costear los gastos de una afición que le ha aportado numerosos premios a nivel nacional y balear. Precisamente el año pasado se erigió como triple campeón de Balears en especie mixtas de cardenalito y canario.

Al igual que ocurre inexplicablemente en algunas profesiones, la mayoría de los criadores son hombres, aunque en Eivissa Castillo conoce al menos a dos mujeres que se dedican a esta interesante actividad.
La Sociedad Ornitológica de las Pitiüses cuenta actualmente con medio centenar de socios. Sara Yturriaga